Maniatado y golpeado. Américo Aballay muestra los cables con los que lo ataron a él y a su hijo. A ambos les pegaron.

Cuatro delincuentes armados asaltaron a una humilde familia que vive en una finca de Albardón y le robaron lo poco de valor que había en la casa: $60.000 que les quedaba de la venta de un lote, una notebook, un jamón, dos celulares y dos pares de zapatillas.

Ocurrió sobre de las 23 del pasado martes, en una casa de Aberastain y Divisoria, en la zona de La Cañada. Américo Aballay (54) es el casero de la finca y allí vive junto a su mujer Antonia Vega (73) y su hijo Facundo Aballay (21). Vega es sorda y además tiene problemas de presión y azúcar. Los tres se estaban por acostar cuando sintieron un estruendo en la ventana. "Para asustarnos tiraron un tiro. Y después se metieron por la puerta que estaba sin llave", dijo Aballay. El ingreso fue violento, porque apenas pisaron el comedor golpearon a padre e hijo y los obligaron a tirarse al piso. Allí los ataron de manos con los cables de un equipo de música. "A mí me dieron dos culatazos en la cabeza y a mi hijo también le pegaron", sostuvo el hombre, mostrando los cortes que sufrió.

Según contaron, los ladrones insistían por dinero. Después de revisar todos los sectores, hallaron detrás de la cama de Vega el sobre donde guardaba los $60.000 de la venta de un lote que había heredado.

Mientras eso ocurría y pese a que la dejaron sentada sin tocarle un pelo, la que peor la pasó fue Vega. "Se me subió a 300 y pico el azúcar. Yo les decía: "No me hagan subir el azúcar por favor". Me daba miedo el niño que cuando lo golpearon lo hicieron rebotar contra la pared", relató la mujer, que puede hablar pero que no escucha nada. El miedo de ella es que "esos van a volver porque han visto el freezer con los jamones, hasta ahí han revisado".

"Desde el "91 que estamos aquí y es la primera vez que nos pasa. Fue un momento muy feo. Queda bronca por lo de la plata, pero yo le digo a mi mujer que ya está, que si nos ponemos a pensar en eso nos vamos a enfermar. Sólo damos gracias que no nos han pegado más y que no nos han disparado a nosotros", cerró Aballay. El otro consuelo es que los delincuentes desistieron de llevarse una moto luego de que el hijo de la pareja les pidió por favor que la dejaran porque la usa para llevar a su madre al hospital.