Finalmente, este viernes por la tarde, el excopmisario Gustavo Padilla fue condenado a 6 meses de prisión en suspenso (sin encierro) por haber pedido una camioneta para fines laborales, pero que también utilizó para cuestiones personales.

La fiscal Liliana Marinero había solicitado ayer 2 años de pena por los delitos de abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público entendiendo que hay constancias de su solicitud para usar el vehículo para tareas laborales, pero que el propio acusado reconoció que usó para visitar a un familiar en Calingasta en esa Toyota Hilux que le fue cedida bajo autorización judicial.

La defensa de Padilla había pedido la absolución argumentando la supuesta inexistencia de un hecho delictivo, dado que, a lo sumo, sería una falta administrativa, al punto de que el primero de ellos dijo que la autorización judicial de uso de la movilidad no prohibía una utilización particular.

EL RESONANTE CASO

Como publicó este diario, el caso de la Toyota Hilux fue la punta del iceberg sobre las irregularidades que se cometían con los vehículos del Depósito Judicial. La autorización de la camioneta provino del entonces juez penal Pablo Flores, lo que le valió un procesamiento en su contra, dado que la disposición de las movilidades secuestradas es una facultad exclusiva de la Corte de Justicia, quien las cede, inclusive, a favor de instituciones y no de particulares.

En cuanto a Padilla, no es la única causa en su contra, ya que enfrenta otras dos: una, por haber engañado al titular de un Corsa y haberlo retirado a través de un acta con una firma falsificada. La otra, por haber participado del desguace de un Peugeot 206, al que se le sacaron distintas autopartes.