Se acercan la Navidad y Año Nuevo, que sin duda, disfrutarás con familia y amigos. Y como siempre, te dejarán buenos recuerdos, mucho cariño y…demasiados kilos de más.

Desde el 21 de septiembre, con el inicio de la primavera, que empezaste a pensar que era tiempo de cuidarse. Creiste que en estos meses, antes de irte de vacaciones, alcanzarías el peso deseado y, con distintos altibajos, llegás a diciembre en que comenzás a reunirte con amigos para despedir el año, y, lo rematás con los desarreglos de la última semana del 2017.

¿Qué podemos hacer para no ganar tantos kilos?

En principio, estas fiestas son las últimas del año, pero no las últimas de tu vida. ¿por qué te tenés que poner encima en un par de días todos el peso que tanto te costó perder?. Entonces, ¿usted me está diciendo que me prive del lechón, del pan dulce, del espumante?

No, bajo ningún concepto se me ocurriría sugerir que tus comidas no te entreguen la cuota de placer que nos significan a los humanos. Pero placentero no es sinónimo de mucho.

Si usás un plato de postre en lugar de uno grande, si te servís porciones pequeñas y no repetís, si bebés con moderación y comés una rebanada pequeña de pan dulce, el impacto sobre tu cuerpo no es tan grande.

Pero ¿y qué hago con los kilos ganados? Primero lo que no se debe hacer es intentar bajarlos en pocos días, porque no tendrás éxito; sólo ganarás frustraciones y, no exentas de riesgos para la salud.

Tu peso depende permanentemente del balance entre lo que comés y tomás menos lo que gastás. Por lo tanto, para bajar de peso debés comer menos y moverte un poco más.

Comer menos, no es intentar vivir en ayunas. Es usar el plato más chico, tanto para el almuerzo como para la cena. En tres cuartas partes de ese plato tenés que colocar vegetales de todos los colores posibles, condimentados con una sola cucharadita de té de aceite y vinagre, aceto o jugo de limón. En la cuarta, deberías poner una pequeña porción de carne de vaca, pollo o pescado o un huevo en una comida y en la otra almidones, como puede ser una papa o batata chica o media taza de arroz o fideos o legumbres.

En almuerzo y en cena, es muy bueno incorporar una fruta. Por otro lado, el desayuno y la merienda, que no debés saltear, se puede armar con un té o un café con leche con una rebanada de pan con mermelada de bajas calorías o un yogur descremado.

Si a esto le sumás una caminata de 45 minutos todos los días, podrás lograr ir recuperando el peso ganado, en una forma más duradera y amigable.

Por Silvio D. Schraier, médico especialista universitario en Nutrición y subdirector de la Carrera de médicos especialistas en nutrición de la Fundación Barceló (MN 57648).