A pesar de que la mayoría de los pacientes con diabetes tipo 2 reconoce cuáles son las comorbilidades más complejas que pueden atravesar, la información que tiene sobre el tema muestra que en el día a día se enfocan en evitar las “más visibles”, como puede ser el hormigueo en las extremidades, las amputaciones o los problemas en la visión.

Esta falta de atención y seguimiento de comorbilidades más complejas, como pueden ser la Enfermedad Renal Crónica (ERC) y los problemas coronarios, deriva en una falta de atención temprana y en la llegada tardía a tratamientos que pueden evitar desenlaces fatales. Frente a este marco, el laboratorio alemán Bayer aprobó un fármaco que buscará hacer frente a esta situación.

La diabetes, que en el caso de la Argentina afecta a 1.8 millones de personas (6,1% de la población), es una enfermedad metabólica, progresiva y crónica que puede ser de dos tipos: la 1, que afecta a entre el 5 y el 10% de los que la tienen; y la de tipo 2, la que presenta el resto y que se ve potenciada por factores como la obesidad y la mala alimentación. En ambos casos el problema que se reporta es el aumento de la glucosa (azúcar) en sangre.

En el caso del tipo 1, la suba se debe a una importante disminución en la secreción de la insulina. En el tipo 2, lo que sucede es una alteración en la acción de la insulina, lo que se conoce como insulinorresistencia. El rol de la insulina es clave para la supervivencia de las personas, ya que cumple la función de transportar la glucosa a las células.

Asimismo en los cuadros de diabetes tipo 2, donde hay insulinorresistencia, las células no responden y no incorporan el azúcar en su interior. Esto provoca como consecuencia que se acumule glucosa en la sangre.

En el contexto del lanzamiento de este nuevo producto, la “Finerenona”, que ya fue aprobado en el país por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), Bayer hizo en abril una encuesta entre 1500 pacientes de la Argentina, Brasil, Colombia y México. El sondeo mostró que, aunque los pacientes dijeron conocer las complicaciones más severas, como las cardiovasculares y las renales, no les prestan la misma atención y seguimiento que a las visibles.

La preocupación de la amplia mayoría (77%) son las complicaciones de salud ocular. Le sigue el hormigueo (64%). Sin embargo, las comorbilidades más comunes como los problemas renales (63%) y cardiovasculares (55%) tuvieron menor relevancia en la mayor parte los pacientes entrevistados.

Los expertos en el área identifican estas complicaciones con el término de “silenciosas” por tener repercusiones menos visibles en el corto plazo. También indican que suelen descubrirse en una fase irreversible. La Enfermedad Renal Crónica (ERC), por ejemplo, está presente en 30% a 50% de los pacientes con diabetes tipo 2. En tanto, por ser asintomática y considerada “invisible” para los enfermos, la gran mayoría de ellos no consiguen un diagnóstico de esta condición en un estadio temprano.

En general, el paciente es diagnosticado en fases más avanzadas, lo que impide la utilización de medicamentos que pueden evitar complicaciones mayores como diálisis, hemodiálisis y trasplante renal, además de los problemas cardiovasculares, los más comunes entre los pacientes con enfermedad renal.

“Es justamente la ausencia de síntomas lo que hace que el nivel de preocupación del paciente sea más bajo, lo que conlleva perjuicios a la salud en el largo plazo y puede llevar a mayores problemas e incluso a la muerte, teniendo en cuenta que las complicaciones cardiovasculares son actualmente la principal causa de mortalidad en esta población con diabetes tipo 2″, detalló Eli Lakryc, vicepresidente Médico de la División Farmacéutica de Bayer en Brasil y América Latina, durante un encuentro con medios de la región en una recorrida por el Bayer Research And Innovation Center en Boston, Massachusetts, Estados Unidos.

La encuesta, a cargo de IPSOS, también indicó que el 92% de los entrevistados dijo que tener diabetes tipo 2 tenía algún impacto negativo en su calidad de vida. La mayoría (74%) informó sobre un impacto leve en su calidad de vida, hecho que puede deberse a la falta de síntomas de la diabetes y a que su impacto es sobre todo psicológico, impulsado por el miedo y la frustración tras el diagnóstico.

Según la encuesta, entre las seis comorbilidades más comunes recordadas por los entrevistados, los problemas cardíacos aparecen en último lugar. Las complicaciones renales ocupan el tercer lugar considerando todos los países. En ese sentido, el 13% de los encuestados sabe que sufre problemas renales, pero solo el 10% recibe tratamiento.

Cuando un paciente presenta ERC, el tejido sano de sus riñones primero se inflama y después se vuelve fibroso (se generan cicatrices). Esto deriva en que pierdan su capacidad para filtrar la sangre y producir orina. Justamente, la principal función de los riñones es mantener al organismo equilibrado al eliminar del cuerpo los desechos que pueden a llegar a ser tóxicos, manteniendo balanceados los líquidos internos, así como la regulación de la presión sanguínea.

“Estos datos muestran la importancia del rastreo de las complicaciones de forma sistemática y periódica, porque más de la mitad de los pacientes tendrá enfermedades cardiovasculares y entre el 30 y 50% tendrá enfermedad renal, y sus índices de diagnóstico temprano todavía son muy bajos”, detalló Lakryc.

En el caso de la salud renal, que puede tener complicaciones con el avance de la enfermedad y llevar al paciente a diálisis, hemodiálisis o trasplante, el estudio señala que solo uno de cada cuatro en América Latina consultó a un nefrólogo, la especialidad médica dedicada al diagnóstico y tratamiento clínico de las enfermedades relacionadas con el riñón. Esta situación genera una alerta, porque la probabilidad de que un paciente desarrolle ERC aumenta con el correr de los años.

A esto se suma la combinación letal que surge cuando aparecen las complicaciones coronarias a las que tampoco se las ataca en los primeros estadios, a pesar de que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en pacientes con ERC. Es decir, existe una conexión directa entre el desarrollo de una comorbilidad y otra.

El nuevo tratamiento llega el país antes de fin de año

En los últimos días, la Anmat dio la luz verde a la “Finerenona”, una molécula creada por el laboratorio alemán que bloquea “el receptor de mineralocorticoides, lo cual contribuye a disminuir la inflamación y fibrosis; así como los niveles de albúmina en orina pacientes con enfermedad renal crónica y diabetes tipo 2″.

Esta nueva terapia apunta a estar al frente del tratamiento de la ERC y, a su vez, a proteger el corazón de los efectos causados por la progresión de esta enfermedad.

La terapia con finerenona, según los estudios publicados en revistas científicas y los datos presentados a los reguladores internaciones, fue capaz de reducir el riesgo de progresión en personas con diabetes tipo 2. Además fue detectado un segundo beneficio, el de reducir los eventos cardiovasculares.