Cuando uno se encuentra muy cansado puede ser que automáticamente se tumbe en la cama boca abajo y caiga dormido en esa posición. Se trata de una postura que en un principio puede parecer cómoda pero que está contraindicada por la gran mayoría de expertos.

Dormir boca abajo afecta a la posición natural de la columna, dado que se curva y se presionan las vértebras. Al mismo tiempo, el cuello queda elevado del resto del cuerpo. Todo eso genera presión en los músculos y las articulaciones que puede causar dolores o entumecimientos en el cuello y la espalda.

“Al adoptar esta posición, nos obligamos a mantener el cuello girado durante horas para poder respirar, modificando así la curvatura cervical y estar tumbado en posición boca abajo aumenta nuestra curvatura lumbar haciéndonos más vulnerables a sufrir lumbalgias”, expuso José Santos, secretario general del Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid.

Otra desventaja es que la presión del rostro contra la almohada puede favorecer la aparición de arrugas. Los estudios no se ponen de acuerdo en esa cuestión, aunque sí es cierto que al descansar boca abajo se frunce más el ceño, lo que a la larga puede incentivar a que la piel se arrugue antes.

Aunque puede ser bueno para reducir los ronquidos, se desaconseja esa posición porque se comprime el estómago, por eso no se recomienda para las personas con reflujo, y los pulmones, lo que impide la capacidad de respirar profundamente que ayuda a la oxigenación.

La circulación también se ve afectada si se duerme boca abajo. Eso conlleva a una mayor retención de líquidos y puede ser que aparezcan más bolsas en los ojos u ojeras.

Si aún así se dificulta el descanso en cualquier otra posición, se aconseja que la almohada que se use sea muy delgada o directamente no utilizarla. Cuanto más elevada se encuentra la cabeza más presión se ejerce sobre cuello y espalda.

Fuente: TN