El síndrome de Asperger, que celebra este lunes 18 de Febrero su día internacional, forma parte de la categoría diagnóstica Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) desde 2013, aunque fue reconocido por la comunidad científica en 1994. El TEA es un trastorno complejo del neurodesarrollo que afecta principalmente a las competencias de comunicación social y a la flexibilidad del pensamiento y del comportamiento de la persona que lo presenta.

En la actualidad, las clasificaciones vigentes (DSM 5 y CIE-11), recogen este síndrome dentro de esta clasificación, refiriéndose a aquellos casos en los que no existe discapacidad intelectual asociada y los aspectos formales del lenguaje se encuentran preservados. Ruth Vidriales, licenciada de psicología y responsable del área de Asesoramiento Técnico en Autismo en la Confederación Autismo España desde 2005 explica más claves sobre este síndrome.

¿Cuál es la prevalencia del síndrome de Asperger?

Es un trastorno muy frecuente, poco conocido entre la población general e incluso por muchos profesionales. En las últimas décadas, la prevalencia del conjunto de los Trastornos del Espectro del Autismo se ha incrementado significativamente, situándose en la actualidad en 1 caso por cada 100 nacimientos, lo que cifra en más de 450.000 el número de personas en España, según Autismo Europa, 2012. Según diversos estudios, tiene mayor incidencia en niños que en niñas.

La importancia de un diagnóstico temprano

Una adecuada identificación y atención temprana, un buen ambiente familiar, una adecuada respuesta educativa, una alta capacidad intelectual y de aprendizaje, son factores que predicen un mejor ajuste social, personal y emocional en la vida adulta. Por todo eso, resulta esencial que el TEA se identifique y diagnostique de la manera más temprana posible, y que se asegure el acceso a los apoyos especializados e individualizados que cada persona precise también lo antes posible y a lo largo de su vida.

¿Hay tratamiento?

El TEA no es una enfermedad sino un trastorno del neurodesarrollo, que afecta a cómo se desarrolla y configura el sistema nervioso de manera prenatal, y al funcionamiento cerebral. Por lo tanto, en la actualidad no existe ningún tratamiento que lo pueda “prevenir”, “curar” o “revertir”. No obstante, existen sistemas de apoyo e intervenciones que se han mostrado efectivos y que están recomendados en el mundo. Tiene un carácter psicoeducativo y están orientados a promover la calidad de vida de la persona (y también la de su familia), a potenciar sus puntos fuertes y a favorecer al máximo sus oportunidades de inclusión y participación en la sociedad. Este tipo de intervenciones y sistemas de apoyo impactan de manera positiva en el desarrollo personal y en la calidad de vida de la persona. Para ello, deben facilitarse desde las primeras etapas de su vida y tener continuidad a lo largo de ella, adaptándose en función las situaciones y experiencias personales.

¿Cuáles son las características del síndrome de Asperger?

Todas las personas con TEA comparten características que definen este trastorno y que se manifiestan fundamentalmente en dos áreas de su desarrollo evolutivo y funcionamiento personal: la comunicación social y la flexibilidad del comportamiento y del pensamiento. No obstante, es importante señalar que se presentan de manera diferente en cada persona, y que pueden variar a lo largo del ciclo vital.

En cuanto a las principales características en torno a la comunicación social, están: las dificultades para comprender y utilizar las claves de la comunicación no verbal (gestos, expresiones faciales, tono de voz, etc.) y los mensajes sutiles que se transmiten a través de este canal; el uso formalmente adecuado del lenguaje, aunque en ocasiones puede parecer demasiado preciso para la situación o la excesiva literalidad en la comprensión del lenguaje, que se interpreta sobre la base del significado exacto de las palabras. Esto provoca dificultades para comprender las bromas, los chistes, las metáforas, los enunciados con doble sentido o los sarcasmos, entre otros.

En cuanto a la flexibilidad de pensamiento y comportamiento, las principales características son: preferencia y fidelidad por las rutinas que, en ocasiones, siguen de manera rígida y repetitiva; la presencia de intereses muy concretos, limitados y específicos sobre los que la persona puede acumular mucha información y a los que dedica mucho tiempo, y la aparición de patrones concretos y rígidos de pensamiento y comportamiento, que dificultan la realización de tareas que requieren flexibilidad o búsqueda de alternativas para la resolución de problemas, entre otros.

¿Cómo puedo conocer y apoyar mejor a una persona Asperger?

No es posible establecer reglas fijas sobre cómo relacionarse o interactuar con todas las personas con TEA, puesto que cada una de ellas es diferente con relación a sus intereses, sus preferencias y también en la manera en la que el TEA impacta en su vida. No obstante, existe una serie de recomendaciones que pueden ayudar a conocer mejor a la persona y a establecer una relación interpersonal positiva con ella.

Es preciso reflexionar sobre los desafíos sociales que afrontamos todos los días e intentar ponernos en el lugar de una persona que genuinamente no los comprende ni sabe cómo manejarlos.

Es fundamental que nos interesemos por conocer bien a la persona, sus gustos e intereses, sus puntos fuertes y débiles, y las cosas que son importantes para ella.

Es imprescindible interesarse por su experiencia y procurar comprenderla, aunque a veces sea muy distinta de lo “convencional”.

Será necesario que se hagan explícitos algunos conceptos que para la mayor parte de las personas son obvios, especialmente aquellos relativos a las relaciones sociales.

Es preferible que el lenguaje sea directo y concreto, sin ambigüedades o dobles sentidos. Esto hará que la comunicación sea más sencilla.

Es fundamental entender que los comportamientos de la persona no son caprichosos o intencionados. Reflejan una manera distinta de comprender y desenvolverse en el mundo.

Resulta esencial comprender y respetar la importancia de las rutinas y “rigideces” en el comportamiento de la persona. Son elementos importantes que le proporcionan seguridad. Apoyar a la persona para flexibilizarlas puede ser positivo, siempre que no se imponga únicamente nuestro criterio o manera de ver las cosas.

Es imprescindible preguntar a la persona qué es lo que resulta más importante para su vida y cuál es la mejor manera de apoyarle. Él o ella sabrá explicar cuáles son sus puntos fuertes y débiles y cómo prefiere que se le preste esa ayuda.