Ser actriz es una idea que siempre giró en sus pensamientos, cuando tenía 10 años armó un teatro de títeres con una prima y le gustaba jugar a crear historias. Pero el amor llegó y se dedicó a su familia, a su marido y sus hijos Carlota, Gustavo y Aurora.

Hace 8 años pudo concretar esa deuda pendiente, cuando entró a la Universidad de Adultos Mayores tras jubilarse como profesora de matemática. Llegó luego Candilejas y finalmente Ciertas Mujeres de Teatro donde trabaja en Fantasmáticas.

"Cuando estoy en un escenario juego a ser otra persona, no tengo nada que perder, no tengo trabas", expresa. Tiene 65 años y 6 nietos a los que les gusta imaginar arriba de un tablado como ella.