Nadie, ni sus colegas pilotos, ni el personal médico y mucho menos su familia, pueden explicarse cómo el hombre llegó con vida después de tremendo accidente. Es que José "Pepe" Sessa tiene 70 años pero el 12 de marzo sufrió un grave accidente corriendo una carrera de travesía en pleno campo y producto de los politraumatismos severos que sufrió en cerebro, tórax y abdomen, no habían muchas experanzas de vida. Pero después de estar 27 días en coma y una larga recuperación, "Pepe" superó todos los problemas y vive para contar su experiencia: "Siento que volví a nacer. Parece que los milagros existen", expresa el piloto que a pesar de haber salido de internación hace un mes, se muestra en perfectas condiciones.

"Los fierros siempre fueron mi pasión, pero ahora no se si algún día volveré a correr. Después de la que pasé, no quedan muchas ganas", manifiesta José Sessa, un conocido mecánico de chapa y pintuta de la zona de Rawson. Ese amor por los autos fue desde siempre, de adolescente y con apenas 17 años se puso su taller. "Siempre quise correr pero priorizaba tener una casa, ya de grande arranqué", asegura Pepe que comenzó a los 45 años corriendo en los tierreros en el Villicum, en Caucete o en Media Agua. Después se prendió en los rally y las travesías: "Por esas cosas del destino, en el último tiempo venía presintiendo que algo podía pasarme, porque muchas veces se te rompe el auto en el medio del campo y te quedas, entonces yo decía si algún día nos accidentamos en una zona donde la ambulancia no puede llegar rápido ¿qué pasaría? Ya no me estaba gustando mucho correr pero por suerte gracias a Dios estamos para contarla", expresa Pepe.

Pepe Sessa junto a su esposa Olga y su nieto Juan Ignacio Brizuela

El hombre, acompañado por su copiloto Jorge Alameda, se accidentó a unos 2 kilómetros de haber largado la competencia dísputada el 12 de marzo en Angaco, bajo la organización de ACAT (Asociación de Automovilismo Trascendente). No sabe bien qué sucedió, pero le contaron que se pasó en una curva y cuando quiso enderezar el auto comenzó a los tumbos. Dio varios giros el Fiat 600 para luego quedar sobre las cuatro ruedas. El que se la llevó peor fue Sessa que salió despedido del auto, mientras que su copiloto solo sufrió golpes. "Yo corrí varias veces en ese circuito, ese día no había banderillero y habían puesto cintas pero corría viento y quizás se voló. Yo no le echo la culpa a nadie, quizás me pasé unos metros y por unos 3 o 4 metros que no frenaste antes te pasan esas cosas. Ahí parece que lo quise meter al auto y volqué. A mí me despidió el auto, no se si el cinturón de cinco puntos no habrá prendido bien y no trabó bien, la puerta se abrió y me despidió. El copiloto cuando se bajó no me encontraba, estaba cerca del auto entre yuyos y basura. Dicen que yo en ese momento estaba consciente pero yo no me acuerdo de nada", comenta. El hombre ingresó al Hospital Rawson y debido a sus serias lesiones pasó a Terapia, con un estado para nada alentador. "A mi familia no les daban muchas esperanzas", agrega.

"A mi familia no les daban muchas esperanzas. Los médicos no daban un panorama alentador porque estaba complicado, habían días que hacía movimientos pero no despertaba"

Su hija María Eugenia es quien se encargaba de recibir a diario los partes médicos y debieron recurrir a cadenas de oración porque los médicos no daban un panorama alentador. "Estaba complicado, porque habían días que hacía movimientos pero no despertaba", expresa Pepe. Pasaron 27 días interminables para el sufrimiento de su familia hasta que el hombre despertó. "Parece que los milagros existen, me dicen los médicos que estuve muy mal, que mi estado no era muy alentador. Yo siento que volví a nacer, veo fotos de cómo estaba, con las manos hinchadas, todo lleno de tubos y no me explico tampoco", manifestó.

Con todo lo que vivió, hoy no se le pasa por la cabeza volver a competir. "Mis hijos Eugenia, Ariel y Diego no me dicen ni me prohiben que vuelva a correr, ellos y mi señora siempre respetaron mi elección porque los autos siempre han sido mi pasión. Por ahora no se me ocurre volver a correr, la he pasado tan mal que creería que no vuelvo a correr pero a lo mejor dentro de unos añitos cuando esté bien y el auto esté reparado la decisión sea otra", comentó. 

Agradecido con su médico, Facundo Antueno y con todos los profesionales de la salud que lo atendieron, Pepe pasó 48 días internado en el Rawson y después fue trasladado a una clínica privada donde pasó 13 días. Ahora disfruta de estar en su casa junto a su mujer Olga Santana pero sigue con internación domicialia. "Yo soy creyente pero no fanático, no se qué pensar pero mi familia le pidió mucho al Cura Brochero y mi nuera me regaló una estatuilla de la Virgen de Lourdes. Creo que todo ayudó para que yo me recuperara", expresa el hombre que si bien bajó 16 kilos y hace poco comenzó a comer por sus propios medios hoy muestra un buen semblante: "Vengo progresando en mi recuperación, vamos para adelante", comenta.

El piloto junto a su nieto Juani y algunos de los trofeos que ganó compitiendo en autos de travesía.

"Cuando estás metido ahí adentro empezas a razonar y ahí es cuando valoras la vida porque queres estar ahí afuera, aprendes a valorar el minuto a minuto de la vida. La tenes que pasar para poder entenderla"

Verse en la situación en la que estuvo, peleando entre la vida y la muerte, lo llevó a ver la vida desde otro punto de vista y el piloto de 70 años sacó experiencia: "Siempre fui una persona que trató de disfrutar mucho de la vida, si bien he trabajado mucho siempre traté de viajar por el país, ya sea con mi señora o en la moto con amigos. Ahora cuando estás metido ahí adentro empezas a razonar y ahí es cuando valoras la vida porque queres estar ahí afuera, aprendes a valorar el minuto a minuto de la vida. La tenes que pasar para poder entender, yo después que me desperté empecé a pensar mucho", expresó el hombre que sin dudas, después de haber estado dos meses en una habitación luchando contra la muerte ganó la batalla y dentro de poco será solo una anécdota que le contará a sus nietos.