Hace dos meses, la comunidad educativa de la ENI 73, en Zonda, comenzó a vivir una situación preocupante en plena pandemia: la invasión de ratas en el edificio que, en algunas ocasiones, hasta corretearon entre los pies de las docentes. Mariana Raso, directora interina de esta Escuela de Nivel Inicial de gestión pública, dijo que tuvo que recurrir al municipio de este departamento por ayuda para poder exterminar el problema, algo que se logró recién esta semana, tras la falta de intervención del Ministerio de Educación.

"Ver a un par de ratas dentro de un aula correteando entre nuestros pies y a las porteras tratando de eliminarlas fue la gota que derramó el vaso y que me llevó a tomar cartas en el asunto para proteger la salud de todos, especialmente de los pequeños", sostuvo Raso.

La directora dijo que en abril empezaron a encontrar señales de la presencia de ratas en la escuela. Armarios comidos, carpetas y papeles también comidos y orinados, y excremento sobre otros muebles fueron algunos de los indicios. Siguiendo los procedimientos, Raso comunicó el problema al Ministerio de Educación, pidiendo la desratización y desinfección urgente del edificio, pero no obtuvo respuestas. "En el área de Compras del Ministerio me dijeron que no había licitación y que debía esperar. Pero la salud no puede esperar y busqué una alternativa", dijo la docente.

Medidas. Las docentes también tuvieron que clausurar puertas para evitar el ingreso de los roedores.

Este diario quiso constatar si Educación recibió este reclamo y desde Prensa dijeron que lo iban a averiguar, pero no brindaron más detalles.

Con dinero de su propio bolsillo, Raso compró quesitos y otro veneno para ratas, inocuo para las personas. Junto a las porteras colocó estos productos en diferentes sectores, pero no fue suficiente ni para eliminarlas ni evitar las complicaciones. "Tuvimos que precintar todos los armarios y muebles para evitar que los roedores ingresaran a los mismos y se comieran u orinaran las carpetas y papeles, también comprar amonio cuaternario para desinfectar doblemente los juguetes, mesitas y sillitas que usan los chicos, y comenzar a entregar los productos de la merienda de los alumnos ni bien llegaban a la escuela porque no teníamos un lugar seguro donde guardarlos. Todo esto me llevó a buscar ayuda en el municipio, que llegó de inmediato tras conocer nuestra preocupación", sostuvo Raso.

La directora contó que el lunes pasado solicitó a la Municipalidad colaboración con la desratización y desinfección del edificio escolar y que al día siguiente se concretó. El municipio contrató una empresa que, tras constatar la presencia de roedores, colocó trampas y fumigó en diferentes sectores. Ese día, los chicos no tuvieron clase por precaución. "Esperamos que con esto se termine el problema para retomar las clases sin ningún riesgo", dijo la directora.

  • Más reclamos

Mariana Raso, directora de la ENI 73, contó que no tienen sanitarios para docentes en el edificio escolar (sólo hay para los alumnos) y que deben usar obligadamente los de la Escuela Rafael Obligado, con la que limita, rompiendo las burbujas y el protocolo covid-19. Agregó que tampoco cuenta con una oficina donde funcione la Dirección y que tuvo que instalarse en un viejo depósito que hay dentro del predio, entre herramientas, muebles en desuso y demás elementos.