Premiado. En 2018, Robustito obtuvo el primer premio en una de las categorías del certamen Innovar, el concurso nacional de innovaciones. En la foto, José Saball en su ámbito de trabajo.

Todo comenzó hace tres años, cuando José Saball (39), electrotécnico, junto a su amigo Facundo Vila (35), diseñador industrial y docente, se incorporaron al clúster tecnológico de San Juan TEC con un proyecto para desarrollar una unidad de cultivo automatizada.


Con Facundo se conocían desde la universidad, se hicieron amigos y generaron una relación laboral con el diseño de utilería para el espectáculo final de la Fiesta del Sol, carruajes ganadores y diseño de stands para ferias mineras. José aportaba desde la electrónica y Facundo desde el diseño. Con el clúster conocieron lo que es el ambiente de la robótica e incluso les dio la posibilidad de incursionar en el dictado de cursos de esta especialidad y de a poco, tener contacto con empresas vinculadas a la robótica educativa.


"Así conocimos el ambiente, los productos en oferta y las necesidades pedagógicas. Nosotros trabajábamos con tecnologías 3D por lo de la unidad automatizada, proyecto que culminó satisfactoriamente, pero de a poco esto acaparó nuestra atención y nació Robustito", contó José Saball, respecto del Kit de Robótica Lúdico Educativo que hoy es una herramienta más en las aulas sanjuaninas. Es decir, lo que nació como una idea a tientas se convirtió en un elemento cotidiano para los niños de San Juan.


Este conocimiento en tecnología 3D les dio la posibilidad de producir pequeñas piezas para otros kits de robótica en el mercado, accesorios que faltaban. Las escuelas de a poco se iban animando a incorporar estos kits, pero estos emprendedores notaron que hacía falta el contenido pedagógico, en cierto modo la bajada práctica a la realidad para su utilización efectiva.


"Algunas escuelas tenían kits pero no sabían cómo usarlos, faltaba el soporte de capacitación. Nosotros vimos que podíamos hacer las dos cosas, crear el kit y brindar el soporte técnico para su utilización y siempre priorizando lo pedagógico", explicó José.


Al grupo se incorporó Camila López (25), quien en ese momento estaba finalizando sus estudios en Bioingeniería y quien además estaba vinculada a capacitaciones de robótica. Su aporte estuvo vinculado al desarrollo del software de Robustito. Ya con el kit en marcha, consiguieron una reunión con Felipe de los Ríos, ministro de Educación local, quien convocó a una ronda de validación del equipo.


"Fue inesperado, participaron 12 escuelas con chicos que no habían tenido robótica y los resultados fueron excelentes, fue un testeo sensacional", recordó José, quien agregó: "Esto me permitió conocer gente nueva, insertarme en el ámbito educativo y tener la satisfacción de aportar al desarrollo del conocimiento en los jóvenes, que es una oportunidad única".


Hoy Robustito está inserto en el mercado educativo e incluso ya trasciende las fronteras locales llegando a Córdoba, con una escuela que apostó a adquirir el kit.

"Algunas escuelas tenían kits pero no sabían cómo usarlos, faltaba el soporte de capacitación. Nosotros vimos que podíamos hacer las dos cosas, crear el kit y brindar el soporte técnico".

Robustito, kit de robótica lúdico educativo



Costo: el kit en la versión completa cuesta $10.900. El costo de fabricación ronda el 70% del total porque se fabrica en San Juan frente a los otros que son hechos en China. La mayor parte se hace mediante impresión 3D.
Tiempo de desarrollo: 14 meses.
Características: contenido en un maletín plástico bien amplio, tiene un sistema constructivo tipo mecano con varillitas perforadas, más un sistema constructivo pensado por los creadores para prácticas funcionales (un brazo robótico por ejemplo). También tiene un pack de sensores para que el robot capte el mundo exterior, pack de energía con baterías recargables y cargador, más un software que es una interfaz gráfica de programación. 
Para qué sirve: es una herramienta educativa para el desarrollo de habilidades cognitivas a través del uso del kit de robótica, que permite valorar el error como método de aprendizaje. 
Cómo funciona: mediante identificación de la necesidad y problemática y luego mediante la proyección de una solución con la construcción física con las piezas del kit y luego la programación de ese robot que se haya construido.
Campo de aplicación: instituciones educativas con alumnos desde los 10 años. 
Mercado: disponible. Nueve escuelas sanjuaninas entre públicas, privadas y técnicas ya lo tienen. También lo adquirió un colegio de Córdoba.
Dimensiones: tiene 500 piezas ordenadas en 7 módulos funcionales como Control, Potencia, Sensores, Estructura, Motores, Ruedas y Caja y Herramientas.