La industria bodeguera sanjuanina también está afrontando graves efectos en un mundo estremecido por la pandemia del coronavirus. Las caídas y postergaciones indefinidas de pedidos, principalmente de vinos embotellados, y los pedidos de extensión de plazos de pago tienen al sector exportador local contra las cuerdas. A eso se suman complicaciones logísticas tales como escasez de contenedores y de barcos de transporte, entre otros; en un año que había comenzado con una reactivación de exportaciones. Ahora en el sector, las expectativas son negativas. En la Cámara de Bodegueros de San Juan indicaron que en lo que respecta a las exportaciones, en algunos casos se continúan algunos envíos comprometidas con anterioridad, pero en otros se suspendieron por cierre de fronteras de países destino. ""En general están suspendidos los nuevos pedidos, principalmente de vinos embotellados. Se ha reducido mucho el negocio, han postergado operaciones también", señaló su presidente, Mario Pulenta.

El exportador agregó que otro tema que está afectando es la falta de provisión de insumos, principalmente botellas y tapas y destacó que si no hay una fuente de financiamiento, el sector va a estar complicado. ""El tema es muy difícil, no creo que se recupere pronto". señaló. El planteo concuerda con el escenario que vislumbra el Fondo Vitivinícola en un informe sobre los efectos de la pandemia en la industria en el mundo (ver abajo). El documento indica que en Argentina hay cancelaciones de compras del exterior, demoras en pagos, y que los cierres de restaurantes y hoteles y la prohibición de circulación ya afectan al mercado interno y externo. El canal online no está explotado aún por la mayoría de las bodegas pero de a poco se están adaptando ya que todo indica que esta crisis redefinirá las pautas de consumo. Sebastián Fojo, desde Bodegas Borbore, contó que un cliente de EEUU, del estado de Florida, cuyo mercado es la distribución en restaurantes, ya pidió diferir dos meses los pagos. Agregó que no han tenido reprogramaciones para envíos de vinos a granel a clientes de Canadá, Inglaterra y España, pero sí problemas logísticos para cumplir. Dijo que muchos buques están llegando con un retraso de dos semanas a Canadá, por demoras en el puerto de Valparaíso en Chile. También denunció complicaciones en conseguir contenedores por el freno de movimientos desde China, que no está comprando ni trayendo contenedores. ""Además Aduana está con poco personal y hay un poco de demoras", señaló. Una buena noticia es que clientes de cadenas de supermercados de Inglaterra han aumentado el volumen pactado de granel, por un repunte de ventas durante la cuarentena.

Mauricio Fernández, desde Fraccionadora San Juan, contó que sus envíos a Rusia, Bielorrusia y Polonia están complicados, hay reprogramación de pagos, tienen los puertos restringidos y están en cuarentena. ""Se han cancelado las cadenas de pagos y no podemos continuar con las inversiones para seguir exportando", dijo. El empresario señaló que es urgente contar con líneas de prefinanciación de exportaciones accesibles. El mercado interno está un poco mejor, pero no lo suficiente. Augusto Berzencovich contó que el canal supermercadista y distribuidoras que reparten al almacén están demandando bastante, pero eso no reemplaza la caída de exportaciones. Están incursionando en venta online pero es algo incipiente. Pulenta añadió que el freno al enoturismo y el cierre de vinotecas y restaurantes afectó a las bodegas y que el movimiento de delivery aún es mínimo.

La recuperación


En general, los escenarios de recuperación (comparados con el año anterior) se prevén recién para diciembre, según un análisis realizado por la consultora Monitor Deloitte. Mientras eso sucede, los desafíos serán adaptarse a la consolidación del canal online, con nuevas exigencias de compra como los pagos digitales que limiten el contacto humano, nuevos servicios a domicilio, cadenas de producción más cortas y menos globalizadas.

También se propone la redefinición de la comunicación, con una creación de comunidades alrededor de la marca y contenidos en el universo digital propios y genuinos. Esas son las conclusiones de Monitor Deloitte para adaptarse a los cambios estructurales que se avecinan en el mundo poscoronavirus.

Cómo afecta a la vitivinicultura en el mundo

 


Estados Unidos

Luego de los incendios que recientemente afectaron a gran parte de las bodegas de California y Oregon, llegó el coronavirus y sus devastadoras consecuencias. Wine America, una entidad que representa a 800 bodegas de 46 estados, realizó una encuesta en marzo con resultados sorprendentes. Sólo en marzo las pérdidas por el coronavirus representaron más de 40 millones de dólares. ¿La mayor preocupación del momento? Cómo harán algunas bodegas para no bajar las persianas, justo cuando la temporada alta de turismo llegaba al hemisferio norte y muchas cuentan con las ventas en persona como ingreso vital para operar. A este escenario se suma que cada estado tiene diferentes reglamentaciones, por lo que la venta interestatal de vinos está seriamente dificultada.

Ante este panorama apareció el Acta CARES, un crédito para que pequeños negocios puedan cubrir sueldos del personal. Se sumó también un seguro de desempleo de 4 meses para quienes pierdan temporalmente el trabajo. La gran oportunidad de la crisis es la venta de vino online, directamente de las bodegas y en cantidades mayores que las usuales, además de un número en aumento de usuarios que acceden a esta modalidad por primera vez.

Reino Unido

El Covid-19 golpea duro a la economía inglesa: a la crisis sanitaria se suma el cierre de restaurantes, el turismo en pausa, las restricciones de circulación y otras medidas que paralizan los flujos económicos. Sin embargo, el gobierno británico declaró a los productores de comida y bebidas como "esenciales", lo que significa que las bodegas inglesas pueden seguir operando bajo el protocolo actual.

Las ventas online de vino son un boom también en Gran Bretaña. A pesar de esto, se estima que la industria perderá en 2020 cerca de un tercio de sus ganancias anuales. El impacto ha sido menor en los negocios que tienen un porcentaje importante de sus actividades en offtrade. El sector de "botella abierta" se ha visto obligado a incursionar intempestivamente en el mercado online para llegar de forma directa a sus consumidores. En todos los casos, fortalecer las comunidades virtuales, fidelizarlas y estar cerca ha sido la premisa. Y sumar un grano de arena, pues se han incrementados las acciones de RSE a través de donaciones a organismos que trabajan para frenar la pandemia. Otro inconveniente que se suma es que en el país no se producen botellas de vidrio, por lo que para embotellar la cosecha 2019 se realizaron compras de pánico a Francia a un precio muy desfavorable. "Si no se puede embotellar la cosecha 2019, no podemos proceder con la 2020 porque los tanques estarán llenos", explican.

Chile

El vino es uno de los productos más afectados por el cierre de fronteras. Con un socio principal, China, visiblemente afectado, el vino chileno quedó detenido en los puertos chinos y sufre una considerable baja de ventas desde que comenzó el brote. La uva de mesa corrió la misma suerte, y hoy está siendo derivada a otros mercados. Las autoridades chinas han acordado recibir entre 40-50 contenedores provenientes de Chile al día, números muy bajos si se comparan con los 200-350 contenedores diarios que eran aceptados antes del brote del virus. Para mitigar las pérdidas, la industria y el gobierno chileno gestionan redirigir los envíos a otros países de Asia.

Australia

Con una cosecha 2020 ya reducida en aproximadamente 10% debido a los incendios que azotaron vastas zonas del país, sumado a varios períodos de sequía y caída en ventas, el coronavirus no hizo más que agravar la situación en una industria que factura 750 millones de dólares al año. La demanda y el consumo de vino australiano han caído estrepitosamente en China, el principal socio comercial del país oceánico. Si bien las ventas online surgen como una opción, Francia vende a China 3 veces más de vino por esta vía que Australia.

España

Al igual que en Estados Unidos y Australia aunque por diferentes razones-, los problemas para España comenzaron antes de la cuarentena. Los aranceles impuestos por Trump y el Brexit ya habían plagado de incertidumbre la industria del vino español. El coronavirus llegó con ferias y eventos cancelados, consumo en descenso y otras consecuencias que ya empezaron a materializarse. A pesar de los esfuerzos organizativos de las bodegas para adaptarse a la situación, como son el teletrabajo y el distanciamiento social, las pérdidas se sienten. Al igual que en otros países, el cierre de restaurantes, la nula afluencia turística y la caída de ventas repercute y la situación se complica aún más con el congelamiento de pagos por parte de los clientes y el pago de salarios, impuestos y cargas sociales que siguen a la orden del día. El gobierno dispuso del ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo), una herramienta que permite a las empresas suspender temporalmente la relación laboral de sus trabajadores. Las bodegas tienen la opción de presentar su ERTE y, de ser aprobado por el Estado, éste se hace cargo de los salarios y cargas sociales de los trabajadores. Pero, para la industria española, los esfuerzos del gobierno por aliviar el difícil momento que atraviesan dejan gusto a poco.

Sudáfrica

El lobby que la industria ejerció sobre el gobierno sudafricano finalmente rindió frutos: Se flexibiliza el cierre y se permite la exportación nuevamente. Después de la declaración de "estado de desastre" por parte del presidente, los puertos sudafricanos se cerraron a fines de marzo. Ahora, la cuarentena se flexibiliza y la medida fue recibida con euforia por parte del Vinpro, organismo que representa a alrededor de 2.500 productores, bodegas y otros integrantes de la actividad. La industria vitivinícola del país, que exporta cerca de la mitad de su producción y emplea a 300.000 personas, también fue beneficiada con otra medida: permiso de completar la cosecha y elaborar. Los trabajadores de la industria ahora pueden retornar a sus puestos de trabajo, bajo las normas sanitarias de distanciamiento social, limitaciones de transporte y uso de sanitizantes.