Lo primero que hizo el técnico de Atenas, Jorge Montoya, cuando el árbitro Martínez dio el pitazo del final fue colocar sus rodillas en el césped de la cancha y comenzar a peregrinar hasta el centro del campo de juego. Todos se abrazaban, pero él, sin compañía, seguía para adelante con su promesa.

Entrada
Los jugadores de Unión junto con el cuerpo técnico llegaron fastidiosos hasta los camarines, ya que denunciaron que para poder ingresar debieron abonar la entrada al club, algo insólito en el fútbol.