La muerte es el único acto completamente irreversible e irreparable. Para una familia, el fallecimiento de un integrante es un acontecimiento que sucederá todos los días, casi infinitamente, en su memoria. Rocío Salinas tenía 20 años cuando dio su último aliento. Una enfermedad estadísticamente excepcional -Púrpura Trombocitopénica Inmunológica- atacó la sangre y fue apagando –no sin dolor- todo su cuerpo. Sin embargo, algo queda. El paso por el mundo de una persona es transformador. Roció transformaba desaliento en esperanza, angustia en tranquilidad y apatía en aliento y fe.

Jugadora de hockey, militante de la Acción Católica, aspirante a Maestra jardinera, hija, vecina, novia y amiga, son los roles que desempeñó con alegría Rocío Salinas, principalmente, en su Albardón natal. Como dice un viejo pero inoxidable poema de Neruda: “podrán cortar las flores pero no podrán detener la primavera”. Rocío se fue pero sus acciones quedan impregnadas en las personas que amó y que replicarán sus recuerdos para no olvidar la primavera de su vida nunca más.

Del diálogo con amigos y vecinos siempre se desprende la misma caracterización: sonriente, predispuesta y compañera. Las vueltas de la vida y su belleza la hicieron merecedora del virreinato de la corona departamental albardonera en 2016. Luego, otra vez con la fortuna de su lado, asumió como reina cuando Gabriela Puerta fue consagrada soberana del Sol. Junto con ello, su labor como modelo se intensificó. Era común verla en las pasarelas sanjuaninas.

La belleza exterior no opacaba su aspecto interior y espiritual. Desde el comienzo de la adolescencia se interesó por el camino de Cristo y la solidaridad. Así se enroló en las filas de la Acción Católica provincial. Sus compañeros la describen como  abnegada a las tareas eclesiásticas. Participó en viajes, peregrinaciones, mateadas y demás liturgias.

Al mismo tiempo que estudiaba par ser Maestra jardinera, trabajaba y hacía deporte. Una vecina comprometida por la causa de la salud de Rocío comentó que la exmonarca albardonera fue profesora de sus hijos en las colonias de vacaciones. Rocío desempeñaba su labor en el CIC de Campo Afuera, barrio donde vivía con su familia. También jugaba al hockey, en el Albardón Hockey Club. La institución emitió un sentido mensaje de despedida.

Rocío en el amor era una luchadora incansable. Embarga el alma de tristeza de ver su última publicación en Facebook. Con una canción de Karol G, Ocean, y fotos de los distintos momentos de la pareja. “Vamos a enseñarle al mundo lo que es amor. Tú y yo podemos juntos, eh”, decía en el sexto aniversario anual de la pareja.

Los restos físicos de Rocío –nunca los espirituales- serán despedidos en la Sala velatoria de Villa San Martín (Albardón). El sepelio se realizará mañana sábado a las 18 en el cementerio de Albardón.