El investigador principal del Conicet y doctor en ciencias Geológicas Juan Pablo Milana dijo que "desde 1977 no se sentía en la provincia de San Juan un temblor del tenor" del registrado anoche, que "subjetivamente" se sintió menos que otros de nivel similar en la escala de Richter, y que si este sismo ocurría en Buenos Aires, "tiraba la mitad de los edificios".

En diálogo con Télam, agregó que se sintió menos "por el lugar donde se produjo" -la precordillera central- ya que las ondas sísmicas tuvieron que atravesar la zona triangular del valle de Zonda y las estructuras de la Precordillera San Juan, que actuaron como "amortiguador de las ondas sísmicas".

"La corteza de la tierra está divida en provincias geológica que tienen sus características típicas", y el territorio sanjuanino tiene la particularidad de que "allí convergen varias provincias geológicos", como las Sierras Pampeanas Occidentales, la Precordillera Oriental, Central y Oriental, la Cordillera Frontal y Principal.

"Cada terremoto es diferente dependiendo de la provincia en que ocurre, porque cómo se distribuye el esfuerzo varía en función de la composición geológica", explicó.

A su vez, el territorio argentino -como toda Sudamérica y parte del Océano Atlántico- está íntegramente comprendido dentro de la placa tectónica denominada Sudamericana, que limita al oeste con la Placa de Nazca, cuyo encuentro casi coincide con la línea de las costas del Océano Pacífico, pero se da en la profundidad de la conocida fosa de Atacama.

"Este terremoto es totalmente intraplaca porque se produjo a unos 10 kilómetros de profundidad, es decir, muy superficial. Los que se dan entre placas se producen a más de 200 kilómetros", dijo.

Milana explicó que este tipo de sismos intraplaca "son fallas que localmente van de norte a sur y al moverse producen una liberación de energía" que llega con mayor o menor intensidad a las poblaciones cercanas dependiendo de los obstáculos que encuentren las ondas en su camino.

"El terremoto de 1944 ocurrió en la (provincia geológica) precordillera oriental que está pegadita, a sólo 7 kilómetros de la ciudad de San Juan, por eso con poco más de intensidad (que el de ayer) generó una destrucción mucho mayor", dijo.

Con epicentro en las proximidades de la localidad de La Laja y a 20 kilómetros al norte de San Juan Capital, el terremoto ocurrido el 15 de enero de 1944 tuvo una intensidad de 7.4 en la escala de Richter y 16 kilómetros de profundidad, considerándoselo hasta hoy el evento natural más destructivo en la historia del país: derribó el 90% de las construcciones edilicias de la capital provincial y provocó la muerte de unas 9.000 personas.

Treinta y tres años después, el 23 de noviembre de 1977, una moderna San Juan en materia edilicia fue nuevamente castigada por la naturaleza con un terremoto de magnitud 7,4 en la escala de Richter con epicentro en el extremo sudoeste de la sierra de Pie de Palo, con una profundidad de 25 kilómetros, que ocasionó 65 víctimas fatales y más de 300 heridos.

"Este terremoto de 1977 fue en Sierras Pampeanas, otra provincia geológica que se extiende desde San Juan hasta las sierras de Córdoba", agregó.

"Y el reciente fue en la Precordillera Central: al ser ahí, las ondas sísmicas tuvieron que viajar a través de montañas y valles que las fueron amortiguando en cierta forma, por eso no fue tan destructivo. Si el mismo sismo se diera en Sierras pampeanas o Precordillera Oriental, habría sido sería diferente", explicó.

Milana también destacó la importancia de las normas de construcción antisísmica en vigencia desde hace más de 69 años en la provincia, para que los daños edilicios hayan sido menores y no se registraran muertes.

"Antes de 1944, las casas se hacían altas y de adobe para combatir mejor el calor, pero esto mismo las hacía muy vulnerables a los efectos sísmicos y por eso el terremoto provocó la caída del 90% de las construcciones", dijo.

A partir de esa fatídica experiencia, "se crea el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres) que define normas antisísmicas y regula la construcción", de tal forma que hoy "una casa en San Juan lleva tres veces más hierro, por lo menos" que una casa construida en una provincia de bajo riesgo sísmico, lo que hace que la capital sanjuanina sea "una ciudad muy chata, sin rascacielos porque no resulta rentable".

"Hoy en día, San Juan debe ser una de las ciudades más seguras del mundo en materia de terremotos, porque tras ser golpeada se generaron las condiciones de seguridad necesarias. El mismo terremoto en Buenos Aires te tiraba la mitad de los edificios", concluyó.