‘Si se tuviera que actuar con el rigorismo que pretende la Sala I, el 90 por ciento de la causas penales que se tramitan deberían ser declaradas nulas. Una de las preguntas que surge es por qué una sala que se reputa de conservadora y estricta, justo en este caso enarbola un principio que sobrepasa largamente el estándar del máximo garantismo penal‘.