A la distancia, en plena pandemia y en medio de la cuarentena, parece una utopía. Pero hace exactamente un año la mayor parte de los sanjuaninos, argentinos que llegaron desde distintas provincias e incluso extranjeros se reunieron en San Juan con un único objetivo: ver el eclipse total de Sol. El evento astronómico marcó un hito histórico y puso a la provincia en la vidriera, debido a que fue el mejor lugar del mundo para observar el evento.

Aquel 2 de julio de 2019 la provincia se paralizó. La expectativa había sido enorme. Un año antes ya estaban reservadas las principales plazas hoteleras y en las semanas previas, la venta de lentes especiales para observar el fenómeno era moneda corriente. Mientras, especialistas en astronomía de la Universidad Nacional de San Juan se cansaban de explicar lo que sucedería y los alumnos en las escuelas trabajan la temática.

Las autoridades de la provincia habían parado eventos y actividades relacionadas al eclipse, sabiendo la importancia que tenía a nivel turístico. Así, en distintas zonas se distribuyeron puntos de observación para visitantes y locales.

El arribo de los primeros fue tal que los departamentos alejados, como Jáchal e Iglesia (el lugar en el que el eclipse total duró mayor cantidad de tiempo), debieron ofrecer en alquiler casas particulares porque sus plazas hoteleras estaban al tope.

La mayoría de ellos, especialistas en la materia, coparon esos distritos, por lo que en ellos se pudo oír diversos idiomas y ver telescopios y cámaras de lo más sofisticados, que pusieron en foco al Sol y la Luna a la vez.

Mientras, entre los sanjuaninos la emoción estaba puesta en saber que era un momento único, debido a que los expertos advertían que el fenómeno no volvería a repetirse en estas tierras hasta dentro de más de 300 años.

En el horario indicado, las 17,20, miles de personas se reunieron en familia o grupos de amigos dispuestos a alzar sus cabezas para apreciar el evento único, que en la zona de Bella Vista (en Iglesia) se extendió por 2,32 minutos mientras en la Ciudad duró aproximadamente 56 segundos.

Después de la cuenta regresiva que se oyó en distintos espacios, en el momento en que el Sol quedó completamente oculto y la noche llegó de golpe, retumbaron los aplausos, gritos, sirenas y hasta llegaron a brotar las lágrimas.

Muchos apreciaron cómo, en ese lapso, los pájaros volaron desesperados y los perros ladraron sin entender qué sucedía. A la vez, las luces de las calles de la Ciudad se encendieron y hasta se activaron las alarmas de varios autos. La temperatura, por otra parte, hizo un frenético descenso de 4 grados como consecuencia del fenómeno.

El evento, que como había sido prometido, puso la piel de gallina a aficionados y expertos por igual, generó además un sinfín de manifestaciones. Hubo desde diseñadores que crearon remeras y tazas con imágenes del Sol y la Luna hasta bodegas que crearon vinos especiales inspirados en el fenómeno. Por su parte, fotógrafos y  camarógrafos captaron imágenes que difícilmente podrán volver a tomar.

El eclipse total de Sol en cifras

* 37 mil personas arribaron a la provincia para observar el fenómeno.

* 300 científicos llegaron de distintas partes del mundo.

* 20 millones de pesos fue el gasto total que dejó el turismo en ese momento, según datos del Ministerio de Turismo.

* 30 mil sanjuaninos se reunieron en el Predio Costanera, en Chimbas, para observar el evento.

* 2,32 minutos fue el tiempo máximo de duración del eclipse total en Bella Vista, Iglesia.

* 180 pesos costaban los lentes especiales más económicos en la provincia.

* 24 años habían pasado desde la última vez que un eclipse de Sol se había visto en la provincia, aunque en ese caso no fue total.