La consagración de Rawson se sostiene sobre los valores intrínsecos de su producción pictórica, pero a través del tiempo se revelan nuevas dimensiones que justifican su consideración como uno de los artistas más importantes de nuestro país. Mucho se ha hablado del olvido de su figura, sin embargo su producción fue conservada en colecciones particulares y públicas. En la primera mitad del siglo XX, se recupera su obra como precursora de la pintura argentina y bajo ese carácter se la incorpora al canon nacional. En los últimos tiempos, desde el Museo Nacional de Bellas Artes, Roberto Amigo pone sobre el tapete su valor excepcional dentro de la totalidad cultural argentina y eleva la figura del sanjuanino a un lugar fundamental en el arte latinoamericano, puesto que asume los grandes temas de su tiempo: la lucha entre unitarios y federales, la guerra entre los países americanos, la lucha contra los indios. Rawson concreta la modernidad latinoamericana.