La tapa. Esta es la portada de la revista Paso de los Andes, que fue parte del homenaje de la Comisión Popular Pro Centenario. Es una ilustración de Tornambé, con una representación de la Patria y las dos fechas claves.


El mundo atravesaba su primera gran guerra, la situación económica en el país no era buena y el contexto político tampoco era el mejor en la provincia. En ese marco llegó el centenario del Cruce de los Andes, que pese a todo no pasó desapercibido por el esfuerzo de una comisión popular que se armó en San Juan. Sin fondos que pudieran recibir como subsidios para organizar actividades, este grupo de vecinos destacados igual hizo mucho: logró publicar una revista de número único, envió unos soldados a colocar una placa en el Paso de Guana, organizó una velada artística, una carrera de atletismo, acuñó medallas y realizó el primer pedido formal para que el Museo Nacional le devolviera a San Juan la Bandera de Cabot, lo que se concretó casi 100 años después.


Fue en octubre de 1916 que se gestó la “Comisión Popular Pro Centenario del Paso de los Andes”, encabezada por Agustín Gnecco y secundado por monseñor Américo Orzali. Por entonces, armar comisiones era frecuente ante eventos importantes y si no las ordenaba el Gobierno se gestaban en el mismo pueblo. 


El objetivo que persiguieron no sólo fue celebrar la Gesta Sanmartiniana a 100 años, sino también destacar la importancia que tuvo San Juan y todo Cuyo para conformar el Ejército Libertador.


Para solventar los gastos de los festejos le pidieron ayuda económica al Gobierno provincial, pero les respondieron que no había fondos y que sólo podían “cooperar moralmente”. De todos modos, al final pusieron a disposición la banda de música de la Policía e imprimieron las invitaciones a los actos en los talleres de la cárcel.


Para obtener dinero decidieron imprimir un número único de una revista conmemorativa, una de los cuales se conserva intacta en el Museo Gnecco y que refiere cartas históricas vinculadas al esfuerzo de los sanjuaninos por ayudar a San Martín o balances de la travesía por parte de sus comandantes, incluido el primer parte que Juan Manuel Cabot envió tras avanzar con su columna (ver aparte). 


A su vez, el documento explica en detalle cómo se gestaron las celebraciones por el centenario del Cruce, a través de las diferentes actas.


“Lo que buscó la comisión popular de entonces fue incentivar a la gente a valorizar la gesta y poner en alto todo lo que el pueblo hizo para ayudar a San Martín. En ese contexto es que incluso enviaron una comisión de efectivos militares a poner una placa conmemorativas en el Paso de Guana, el más difícil y complejo de los seis que utilizó San Martín, justamente para que nos diéramos cuenta del sacrificio que hicieron los sanjuaninos de entonces”, señaló la especialista Viviana Jofré.


Fueron cinco militares, encabezados por el teniente primero Félix Best, y un baqueano quienes a lomo de mula recrearon el avance de aquella columna de 1817 y colocaron una placa que previamente fue exhibida a la comunidad en la vidriera de la entonces Farmacia Argentino Echegaray y Cía. Partieron el 21 de febrero de 1917 y aún hoy se conserva esa referencia en Guana, que dice “Centenario del Ejército de los Andes. Por aquí cruzó la División Auxiliar al mando del Teniente Coronel Cabot. Febrero de 1817”.


En tanto, las celebraciones incluyeron otras actividades.

Es que además del Tedeum y los actos protocolares, tuvieron como objeto involucrar a la ciudadanía. Así, organizaron una velada literaria, en los cines San Juan y Royal exhibieron películas y se armó una carrera de atletismo por las calles.

 
También mandaron a acuñar, a través de un pedido al Ministerio de Guerra, tres mil medallas conmemorativas que recordarán el centenario y conmemorarán “la heroica hazaña”, según la solicitud que hicieron.

PEDIDO


Aquella revista de número único documenta también el primer pedido que San Juan hizo a la Presidencia de la Nación para que restituyera la Bandera de Cabot a la provincia. Fue Agustín Gnecco quien le escribió a Hipólito Yrigoyen que en el marco del centenario del Cruce de los Andes era necesario que el Museo Histórico Nacional le restituyera el estandarte sanjuanino. “Esta comisión cree que esa insignia, ungida por la gloria y la majestad de un siglo, pertenece a la herencia intangible de la tradición patriótica de este pueblo (...) y que restituirla al santuario propio para su veneración (...) será obra de justicia reparatoria”, le pidió Gnecco a Yrigoyen.


Aquella solicitud no fue respondida y luego pasaron casi 100 años de gestiones, hasta que en abril de 2011 el Congreso Nacional aprobó la restitución de la bandera a San Juan, lo que se concretó el 27 de julio de 2012, cuando una multitud salió a recibirla. Hoy, la también llamada Bandera Ciudadana, descansa en el Centro Cívico y con una guardia permanente de efectivos del DIM 22.

Un premio

La comisión popular del centenario del Cruce también decidió distinguir al mejor conscripto del Ejército. El elegido fue un soldado llamado Esteban Torres y le dieron una medalla en un acto que hicieron al pie del monumento a San Martín. Allí también dejaron una placa costeada por la comisión y en nombre del pueblo sanjuanino.

A lomo de mula. Este es el grupo que colocó una placa del centenario en el Paso de Guana. Fueron cinco militares y un baqueano, que posan frente al monumento de San Martín, en 1917.
Carta. Este es un fragmento de la carta que Cabot escribió como primer parte tras su avanzada. En 1916, según la comisión, la publicación de la carta implicaba dar a conocer un documento que ni los historiadores habían visto antes.

El primer parte que envía Cabot

La revista de número único, que conserva en perfecto estado 100 años después el Museo Gnecco, tiene copias y transcripciones de cartas de Cabot, San Martín, Luzuriaga o Ignacio de la Roza, todas vinculadas a la gesta. Una de ellas es el primer parte que el comandante Juan Manuel Cabot envió desde la cordillera, el 5 de febrero de 1817. Según la publicación de hace un siglo, se trataba de un documento “completamente desconocido para los historiadores” y trata sobre el envió de un grupo de hombres a la vanguardia, a fin de evitar que el enemigo pudiera advertir el avance de la columna y para hacer un chequeo de los ríos.


A su vez, en la revista aparece la carta en la que Toribio de Luzuriaga, teniente gobernador de San Juan, da cuenta del triunfo en la batalla de Chacabuco.