Los más chicos, inmersos en un mundo colmado de posibilidades tecnológicas sorprendentes, desconocen lo que sus padres, tíos y abuelos recuerdan como si hubiese ocurrido ayer. Hasta 1986, los sanjuaninos no tenían posibilidades de elegir qué canal de televisión ver. Es que sólo había uno: el ocho. ¿TV de trasnoche? Impensado para la época. Horarios limitados, programación obligatoria. Algunos, los más afortunados, podían captar en sus televisores también Canal 7 de Mendoza. Pero no era para todos.

La situación comenzó a cambiar el 19 de mayo de ese año. Televisora del Oeste, la primera empresa de TV por cable, llegaba para modificar costumbres, brindando un abanico de oportunidades a quienes se sentaban a ver televisión. Y si bien todo empezó con tres canales para clientes del microcentro, rápidamente se fue expandiendo en territorio y señal.

Por primera vez en la historia de la provincia, el usuario podría contratar un servicio privado para ampliar sus opciones televisivas, a través de un circuito cerrado. Programación especialmente pensada para un público variado: Desde informativos hasta programas de interés general, pasando por educativos, deportivos e infantiles. Todo planeado para que ningún integrante de la familia quedara afuera.

En enero comenzó el tendido del cableado e instalación de su planta de transmisión, ubicada sobre calle Mitre. La primera etapa abarcó 175 manzanas distribuidas por el radio céntrico. Luego fue el turno de las zonas residenciales de los departamentos aledaños a Capital, para después llegar a Caucete y Pocito. Finalmente, luego de unos años de arduas tareas, casi toda la provincia contaba con la posibilidad de acceder al servicio.

La expectativa generada en el público era enorme, tanto que la gente llamaba incesantemente por teléfono consultando cuándo comenzaban las suscripciones. Tanto que desde los medios gráficos se aclaró que se daría a conocer la fecha precisa para evita que estafadores se acercaran a engañar a los sanjuaninos, pidiendo dinero a cambio de un servicio inexistente.

Y así, en mayo del 86, la gente comenzó a recibir en sus aparatos programas de los canales 2, 4 y 6, además de uno musical. Uno de los primeros éxitos de la TV nacional que se pudo ver en San Juan fue ‘No toca botón’, con Alberto Olmedo y Javier Portales. Todos los lunes a las 22.30, despertaba las carcajadas de los espectadores, quienes de a poco fueron cambiando costumbre y rutinas, amoldándose a las nuevas tecnologías.  Y claro está, disfrutando de ellas. Se trataba básicamente de un nuevo estilo de vida.

Rompiendo los esquemas tradicionales, aunque actualmente suene vetusto en la actualidad, se incorporaron cientos de VHS para agregar contenido a la programación. Pura nostalgia. La gente comenzó acostumbrarse a prender la tele antes de salir a trabajar, para estar informada de lo que sucedía en San Juan, Argentina y el mundo.

Para su primer año de vida, Televisora del Oeste ya cubría 600 manzanas. Fue en ese momento en que se decidió la contratación de mayor cantidad de operarios para que el esperadísimo y muy requerido cable llegara también a Concepción, Trinidad y Santa Lucía.

La planta transmisora contaba con salas de transmisión, control de estudio, producción de programas, edición, publicidad y producción periodística, archivo y tráfico.

En 1988, se produjo un suceso muy esperado y que se asemeja bastante a la realidad actual. Transmisión durante las 24 horas. La instalación de la primera antena satelital permitió a los abonados disfrutar de espectáculos de jerarquía mundial como el Carnaval de Río de Janeiro o carreras de Fórmula 1. Además, los programas de producción local comenzaban a arraigarse en el corazón de los espectadores. En ese sentido, ‘Feme – Nina’ conducido por Nina Galván picó en punta. Tribuna, con contenido estrictamente político, también copó los televisores locales.

Luego llegaron más canales, con contenidos nacionales e internacionales de la mejor calidad. San Juan finalmente disfrutaba de una tecnología revolucionaria. El público podía enterarse de lo que sucedía, por ejemplo, en Estados Unidos o Europa. Con videos, en imágenes y transmisiones desde el mismísimo lugar en el que se producían los hechos.