Una pasión mundial que va más allá del simple amor por las motos, de la atracción por los fierros. Es una tradición, algo que nace adentro y se extiende con el paso de los años, pasando de generación en generación. Las Vespa tienen millones de fanáticos alrededor del mundo, que les dedican tiempo, dinero, y cuidan con meticulosa obsesión.

Y San Juan no es la excepción. Con siete Vespa en su poder, Raúl Meglioli las define como "un estilo de vida" que, en su caso, nació de una forma muy particular. "Cuando me pongo a analizar esta pasión me doy cuenta que mi papá, después de querer tener una Vespa cuando era chico, la logró adquirir en el 78. Yo lo esperaba y cuando él venía de trabajar, siempre me llevaba a dar una vuelta. Todo comienza ahí, a los 7 años, cuando tenía a mi mamá que ahora no la tengo, tenía mi familia bien conformada, era niño y no tenía otra responsabilidad que jugar. Era un niño feliz. No he podido dejar de andar en la moto, pese a tener otras", dijo a DIARIO DE CUYO.

Raúl sentado sobre la Vespa que heredó de su padre

Raúl es  el vicepresidente del Vespa Club Argentina y de San Juan. "Aparte de la que heredé de mi viejo, mi primera Vespa la compré cuando tenía cerca de 25 años. Yo siempre rescato lo antiguo para restaurarlo y volverlo a la vida. Mi familia me alienta siempre. A mis sobrinos los insto a que sientan que es algo lindo, que pueden disfrutar la moto. Y les encanta", agregó intentando transmitir el sentimiento.

Comerciante y con sólo una materia pendiente para recibirse de abogado, Meglioli cuenta que cuando la gente ve las motos estacionadas en la puerta de la casa de su papá, tocan el timbre para preguntar si se venden, el valor, si hay posibilidades de adquirirlas. Y la respuesta es siempre no.

La Vespa es una verdadera leyenda. Surgió como una alternativa económica para motorizar a Italia tras la 2ª Guerra Mundial, y pronto se convirtió en un éxito de público, éxito que ha logrado mantener hasta la actualidad.

Aquella vieja moto de su papá ahora es de Raúl. "Es la reina de la casa. Es rara, rodado 10, con 160cc cuando lo habitual son 150cc. Esos 10 cc le daban más potencia. Es modelo 62, con asiento largo y caja de cuarta. Andando, sólo hay tres en todo el país".

El Vespa Club San Juan

Tiene 23 años de antigüedad. En total hay nueve en todo el país. "La idea es fomentar y disfrutar lo que es el mítico vehículo italiano que desde que salió está dando motos geniales para salir a pasear, si bien son citadinas, hemos podido viajar a Chile, Buenos Aires, Córdoba y nunca hemos tenido problema con los destinos. Las motos tienen prestaciones muy buenas para realizar esos viajes", indicó Meglioli.

Con inscripción gratuita, la cuota mensual es de $100. La plata que se recauda es para apoyar a los socios con nafta, alojamiento o participación en un evento. "Lo más importante es el interés y compromiso, aún sin moto".

Todos los años, los viajes los realizan en noviembre. Van en carretera entre 8 y 12 motos, con mucha previsión, "cuidándonos uno a uno y nunca hemos tenido problemas".

Este año el Encuentro Nacional e Internacional de Vespa Clubes se realizará en San Juan, del 15 al 17 de noviembre. Según se informó, va a venir mucha gente de todo el país, de Chile, Perú, Ecuador, Venezuela, Uruguay, Paraguay y Colombia. “Al que quiera ir le decimos que va a ser un lindo momento para apreciar Vespa de todas partes”, indicó.   

La Vespa con la que Meglioli realiza los viajes.

La ganadora de premios

La moto premiada en la Expo. 

Hace unos días, se llevó a cabo el On The Road 2019. Se trata de una exposición de motos modificadas, clásicas y antiguas. El primer puesto en su categoría fue para una creación de Meglioli, en conjunto con Miguel Genovart.

“Es una Vespa con un estilo de ficción retrofuturista con accesorios de color cobre y bronce, lo que la hace muy llamativa. Es un cuadro de una Vespa 56, con un motor de nueva línea. Es una moto muy potenciada en lo que es motor, pero con una apariencia totalmente vieja que es lo que la hace rara. Con Miguel estuvimos trabajando más de tres años en esa moto”, dijo.  

La exposición se hace con un fin social. No se cobra entrada, pero se debe llevar un juguete que se dona al hospital de niños.

Raúl tardó tres años en construir esta moto.

“Uno presenta la moto, en la categoría que sea y después hay jueces que la van a ir evaluando, y te premian en la originalidad, la pureza  de la moto o una customización  que hayas hecho de cero. Esta la construimos a partir de chasis. Le uní el motor, agregándole las partes. Le pongo lo que yo quiera, el estilo me permite la libertad de poder ponerle todo color cobre, de cambiarle una cacha o un faro y agregarle el de otra moto, con esta tengo mayor amplitud”, señaló Raúl.

Y contó una particular anécdota. “Siento que es como una persona. Hay días en los que no quiere arrancar y al otro día arranca, yo en la Expo le pedí por favor que no me fallara porque a los jueces les encanta pero te dicen que la hagas arrancar y si no lo hace no ganas. Ese día arrancó 40 veces y cuando me estaba yendo a mi casa me dejó una cuadra antes. Cuando yo le pido, se pone las pilas”, concluyó el joven entre risas.