Aunque es su día de descanso, Ramón Quevedo se apresura para abrir a tiempo la biblioteca que está a un costado de la escuela rancho. El hombre es maestro, y no cobra ni un centavo por encargarse del lugar y funcionar como guía para enseñárselo a los turistas. Dice que desde que era niño la figura de Sarmiento le llamó la atención, y que por eso decidió convertirse en maestro. Fue justamente esa elección la que lo llevó hasta San Francisco del Monte, hace más de 20 años. Ramón vivía en Candelaria, un pueblito que está a pocos kilómetros, y la única opción de estudio era irse al pueblito puntano.

Pero Ramón no sólo encontró una profesión, también encontró el amor. Se casó con Liliana Fernández, que es maestra y que sabe tanto como su esposo sobre la historia de Sarmiento. El hombre es como un libro abierto. Conoce cada anécdota del prócer durante su estadía en el pueblo. Le apasiona explicar y mostrar los tesoros que hay en la biblioteca. Ahora su hija si sigue los mismos pasos, está a punto de recibirse de maestra, porque hace 3 años volvieron a abrir la carrera en San Francisco del Monte.