Rastrillaje. La búsqueda de Delfina comenzó el mismo sábado por la noche. El domingo a la mañana, el rastro de la niña se perdía a orillas del canal, por lo que esa misma tarde comenzó la búsqueda en el agua.

El jachallero Daniel Aciar recibió ayer la dura noticia de un desenlace que ya barajaba como el más probable. El cuerpito de su hija Delfina, que tenía 2 años y 9 meses, fue encontrado en un desagüe pluvial en las afueras de la localidad rionegrina de General Roca, en la cuarta jornada de búsqueda.


El fiscal de General Roca Luciano Garrido confirmó que el cadáver de la niña fue hallado a las 10,20 de ayer por bomberos que realizaban el rastrillaje en un curso de agua. Garrido indicó que si bien se ordenó que se le practique una autopsia al cadáver, los peritos que la observaron a primera vista dijeron que "no tenía ningún tipo de lesiones". "Se hicieron cuatro o cinco rastrillajes con los buzos pero era difícil de encontrar por la cantidad de ramas que hay en la zona", añadió el fiscal. Y, en declaraciones a la prensa regional, que publicó la agencia DYN, apuntó que el sitio donde finalmente se encontró el cadáver "era el lugar donde los perros encontraban más interés" en el operativo de búsqueda y rastreo. Asimismo, reconoció que "colaboró un montón" que bajara el agua del desagüe para dar con el cuerpo.


La pequeña desapareció el sábado pasado por la noche, cuando asistió con su hermana mayor, de 4 años, y su madre a un cumpleaños familiar que se realizaba en el predio de la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación de Río Negro (Unter). Daniel se encontraba en ese momento en la provincia de Catamarca, participando en un torneo de fútbol para veteranos.


Delfina y su hermana estaban en el sector de los juegos cuando aparentemente quiso ir al salón donde se realizaba la fiesta y equivocó de sendero, según contó su hermana.


Al notar su ausencia, la familia comenzó a buscar en la zona, dio aviso a la policía y comenzó el rastrillaje en la zona. Esa noche encontraron un calzado de la niña.


Daniel intentó llegar lo más rápido posible y decidió trasladarse en avión, pero una huelga lo retuvo mucho tiempo en Buenos Aires y terminó arribando el domingo por la noche a la ciudad patagónica. Ese día, la División Canes de la policía siguió el rastro de la nena hacia el canal lindante al camping y ese mismo día buzos realizaron rastrillaje en el agua.


La búsqueda de Delfina se enfocó casi exclusivamente en esa hipótesis ya que no existe ninguna clase de cerca que delimite los terrenos del camping con los del desagüe y los sabuesos siempre llegaban al mismo sitio. Con el transcurrir de los días, la búsqueda tomó la atención de los medios de todo el país. Daniel aceptó en declaraciones a un medio local que no había otras líneas de investigación.


Y ayer, luego de haber improvisado unas compuertas para disminuir el caudal del agua turbia las presunciones se hicieron realidad.


 

De Jáchal a la Patagonia


Daniel Aciar egresó de la Escuela Normal de Jáchal con el título de maestro y encontró una oportunidad laboral que lo sedujo en el Sur del país, donde trabajó en distintas ciudades hasta radicarse, hace 10 años, en General Roca, en tanto que su única hermana reside con su familia en las afueras de otra ciudad rionegrina, Cipolleti.


En General Roca, Daniel volvió a formar familia, en la que Delfina es su hija menor.


Dio la casualidad que la noche que desapareció la niña, Daniel se encontraba en Catamarca en un torneo de fútbol y su hermana había decidido pasar el Día de la Madre en la localidad jachallera La Otra Banda, donde vive la madre de ambos. Con la desesperante noticia, esa misma noche viajaron todos a General Roca y allí estuvieron todos estos días.