Hubo veces en que Franco Silva (12) directamente iba a la escuela sólo para hacer una prueba y luego volvía a su casa, encorvado del dolor. Innumerable cantidad de ocasiones llegó al aula vendado, enyesado y hasta en muletas. Y tantísimas más hizo las tareas con el sufrimiento que sólo un enfermo de hemofilia conoce. Pero pese a todo, a faltar incluso varios días porque no se recuperaba de una hemorragia o llegar a la escuela con lo justo porque se atrasó su tratamiento, Franco pudo terminar la primaria. Y no sólo eso, sino que lo hizo con promedio de 9,93 y como escolta en el Cuerpo de Bandera, por lo que su caso fue tomado por Daniel Arias, referente sanjuanino de la Fundación de la Hemofilia, como un estímulo para el puñado de niños que padecen esta patología en la provincia.

La hemofilia es una enfermedad de la sangre que produce hemorragias internas o externas ante cualquier golpe o, en casos severos, en forma espontánea. Franco es un caso de hemofilia severa, por lo que puede estar viendo dibujitos y sufrir repentinamente un episodio, como llaman a las hemorragias. En esos casos debe recibir rápidamente el tratamiento (recibe vía intravenosa un factor coagulante) y la dolorosa recuperación tarda varios días. Por eso, los estudiantes con esta enfermedad suelen faltar continuamente a clases y es común la repitencia, informaron los especialistas.

CORAZÓN GUERRERO Con el acto de colación el miércoles en el Colegio Santo Tomás de Aquino, Franco le puso fin a un periodo de su vida que allá en el inicio del jardín de infantes se asomaba lleno de dudas y temores. ‘Confieso que tenía tanto miedo que le pasara algo en la escuela, que rogaba que no lo aceptaran‘, recordó ahora con una sonrisa Vanesa Fernández, su mamá.

Al contrario de otros niños de jardín que lloran por el desapego y obligan a las madres a quedarse en la puerta de la escuela, Franco le pedía a Vanesa que se fuera.

‘El primer susto en la escuela fue en el jardín, cuando me pegaron con una silla. Tuvieron que llamar urgente a mi mamá para que me llevara al hospital. Después con los años tuve un montón de episodios de golpes y hemorragias. Yo no sé cómo hacía mi mamá, pero en unos minutos ya estaba en la escuela. Siempre pensé que manejaba el Palio como una Ferrari‘, contó Franco.

Cuando sufría hemorragias, de cualquier gravedad, además de recibir el factor coagulante, las partes del cuerpo afectadas debían ser inmovilizadas. ‘Cada dos por tres andaba con yesos, vendado y con muletas. Y recuperarme de un episodio me lleva 2 ó 3 días, siempre con mucho dolor. Por eso me costaba mucho estudiar, concentrarme o hacer los deberes‘, apuntó el hincha de River, que del niño de la salita de 4 años pasó al chico que ya tuvo su viaje de egresados.

El año que viene Franco comenzará la secundaria, pero ya sabe lo que quiere ser de grande. ‘Voy a ser médico y me voy a especializar en hemofilia. Quiero ayudar a los chicos que tienen mi enfermedad, quiero tratar de que sufran menos‘, confesó.