En la mañana de ayer, el psicólogo sanjuanino Luis Lucero disertó sobre salud mental en las escuelas, un tema álgido que ganó discusión en las últimas semanas por casos de suicidios de adolescentes. En este contexto, el profesional, que dio consejos y habló sobre lo que deben hacer los docentes para ayudar a los chicos, fue entrevistado por DIARIO DE CUYO. Dijo que los docentes deben preocuparse más por cuidar su propia salud mental y así poder estar frente a los jóvenes y que la educación debería plantearse no evaluar más a los alumnos con notas numéricas, pues eso muchas veces no ayuda al desarrollo.

-¿Por qué es importante hablar de salud mental en la educación?

-Es importante por muchas razones. Es fundamental que el alumno encuentre en los docentes referentes de apoyo, que estén presentes y que tengan herramientas para ayudarlos. Es necesario que tenga un adulto significativo, a quien mirar y reconocer como un exponente a seguir. Por eso, los docentes deben saber de salud mental.

-En la conferencia habló sobre la importancia de que los docentes tengan una postura optimista ante la vida, ¿cómo influye eso en la educación?

-El optimismo es ver el futuro como esperanzador. Por eso es importante que los docentes, que están al frente de los alumnos, sean optimistas. Si tenemos frente a los jóvenes a alguien que dice que todo es terrible, y que el futuro que viene es malo, los jóvenes percibirán esto como la realidad absoluta. Los adolescentes están formando su capacidad de afrontar las adversidades. Los chicos pensarán que si el adulto no puede, ellos tampoco. Entonces es fundamental que como educadores tengamos una visión optimista y fortalezcamos lazos saludables con quienes estamos educando.

Tenemos que trabajar con una escuela abierta a la comunidad y a la familia, para crear lazos". 

Luis Lucero, Psicólogo

-¿Cuánto afecta la realidad social en el optimismo?

-Influye mucho y todas las personas y sobre todo los docentes tienen que cuidar su salud mental. Es importante que los docentes tengan estrategias de autocuidado emocional. Tienen que elegir qué comer, cuánto descansar y cómo mantener una vida más equilibrada. Actualmente, por la situación social, los adultos trabajamos mucho y no le dedicamos tiempo al descanso. Esto nos hace que enfrentemos el día a día de mala manera. Los docentes están frente a personas que están creciendo y se están desarrollando. El mundo en el que vivimos tiene mucha incertidumbre y adversidades. Es por eso, que para que una persona tenga estado de bienestar, tiene que tener satisfacción por la vida, autoestima y optimismo.

-Usted habló sobre replantearse la forma de evaluación en las escuelas, ¿por qué?

-Tenemos que saber que el adolescente está formando su identidad y todo tipo de valoración que se haga sobre ellos va a ser significativa. Es por esto que tenemos que cuestionarnos los instrumentos de evaluaciones que usamos. Se tiene que ver más el proceso de aprendizaje. Y tendríamos que preguntarnos si el resultado tiene que ser una nota o no, porque eso muchas veces no muestra que el chico haya aprendido. Tenemos que cuestionar las notas numéricas, que son una práctica que se viene pasando de generación en generación. Yo pienso que es importante que la escuela no tenga la cultura institucional del rendimiento (es decir, que el chico valga por ser buen estudiante), sino que tenemos que apuntar a que la cultura de la escuela sea de la inclusión, donde todos valgan por ser personas, cada uno con sus capacidades y diferencias.

-¿Qué deuda pendiente tiene la educación con los jóvenes?

-No sé si es una deuda pendiente, pero creo que la educación tiene que escuchar más a los jóvenes. Tenemos que escuchar qué quieren aprender. Ellos piden aprender cómo tener relaciones de pareja de manera saludable, quieren aprender a fortalecer su autoestima, quieren aprender educación sexual, y muchas cosas más, que antes no enseñaban en la escuela.