Tres veces por semana dejan sus obligaciones de lado y le dedican todo su tiempo y disponibilidad para llegar a su "otro" mundo. Al lugar que los conecta de lleno con la realidad. Todos con el único fin de ser útiles de donde les toca, a quienes más lo necesitan. Se trata del grupo denominado "Brigadas solidarias" un grupo de jóvenes que dictan clases -muchas veces al aire libre- a cientos de chicos en zonas carenciadas. Tres veces por semana recorren la Villa Larman y La Esperanza en Rawson y el asentamiento Alfonso XIII en Pocito, en éste último el  grupo planea construir un aula que sirva además para usos múltiples para los vecinos del lugar. 

Algunos estudiantes de distintas carreras de la Universidad Nacional de San Juan, otros profesionales ya recibidos pero todos reunidos con el único fin de colaborar con quienes más lo necesitan. "Al principio comenzamos siendo 6 o 7 y hoy somos casi 70 personas laburando con el objetivo de darle una mano a quienes lo necesitan", comenta Octavio Camus, un joven abogado que es uno de los pioneros de esta iniciativa. Realizando desde siempre actividades solidarias, dice que comenzaron ayudando a merenderos y haciendo actividades recreativas con chicos oriundos de la Villa Larman, en Rawson.

Al comienzo pasaban películas para los chicos en la Unión Vecinal o les daban la merienda, pero la pandemia llegó y ocasionó el "click" en ese grupo. "Empezamos a ver esta problemática con la educación, porque sin los medios y las herramientas tecnológicas y las escuelas paradas, no queríamos que nadie abandone la escuela", manifiesta Octavio. Fue entonces que el grupo se propuso ideas como comprar paquetes de datos móviles, imprimir las guías educativas de los chicos y brindarle apoyo escolar a los pequeños a medida de que la pandemia iba habilitando actividades.

La movida fue prendiendo y avanzando, tanto que comenzó a expandirse gracias a la difusión en las redes sociales y hoy cuenta con 70 personas recorriendo los lunes, miércoles y sábados en tres zonas puntuales: la Villa Larman -en donde se inició la "brigada educativa"-, Villa La Esperanza también en Rawson y el Asentamiento Alfonso XIII en Pocito. "Damos clases de apoyo personalizadas porque cuando vamos al barrio vamos muchos, entonces hay dos o tres chicos con un profe, es atención más personalizada de la que pueden tener en la escuela y eso nos permite tener un acompañamiento un poquito más profundo", expresó el vocero del grupo.

No hay distinción de sexo ni edad en las clases de apoyo escolar. Hay chiquitos desde los 5 años que van más que nada a jugar, hasta adultos que pretenden terminar la Secundaria. No solo brindan clases educativas, sino que también se abocan a distintos talleres recreativos con temáticas como las emociones, educación sexual y medio ambiente. Incluso hace poco gracias a distintas instituciones que colaboraron, entre ellas la UNSJ, lograron llevar a los chicos a "Anchipurac". El grupo incluso realizó basureros artesanales para colocar en esos barrios de manera que los vecinos del lugar vayan aprendiendo a cómo separar los residuos. 

"No costó que la gente se acerque a los talleres, quizás lo que más costó fue acercarnos al barrio y tener un lugar donde nos referenciemos, pero después de los dos años de laburo ya somos como del barrio, estamos en los grupos de WhatsApp de los vecinos y hasta nos esperan con la merienda. La gente está muy comprometida. Muchas veces nosotros llevamos alimentos, tenemos donaciones y las llevamos y también los vecinos aportan lo poco que tienen para compartirlo con los demás", manifestó Camus. 

 "UN LADRILLO PARA EL ALFONSO" 

Si bien "la Brigada educativa" no descuida ninguno de los tres sectores donde actúan, hoy hacen hincapié en el asentamiento Alfonso XIII. El populoso sector cuenta con unas 400 familias y un sinfín de necesidades. Allí no cuentan con un espacio físico para poder brindar las clases. Es Azucena, una vecina del barrio, quien abre las puertas de su humilde hogar para que la brigada pueda montar los tablones y mesas en esa especie de "aula montada" para que los chicos puedan sentarse a estudiar. Lógicamente que con la dureza del invierno sanjuanino, tomar clases a la intemperie es imposible y es por eso que hace meses comenzaron la campaña "Un ladrillo para el Alfonso". El objetivo e construir un salón que sirva de aula pero que quede como un SUM (Salón de usos múltiples) para que los vecinos puedan usar cuando sea necesario.

"En estos tiempos difíciles en donde la frase `sálvese quien pueda` es como una moda, muchos no pensamos así. No podemos ser felices mientras haya gente que le va mal o tiene necesidades sin ser satisfechas. Es una forma de vida y estas son actividades transformadoras"

Octavio Camus 

"La idea es que sea un espacio comunitario, es una zona muy humilde y con muchas necesidades, mucha gente que ya sufrió el terremoto y las inundaciones. Esta es una oportunidad para que tengan un lugar sismorresistente donde podamos seguir con las clases de la Brigada Educativa en un periodo tan duro como el invierno y más en una zona rural como el Médano", comentó Octavio.

Los planos ya fueron diseñados por arquitectos e ingenieros y la idea es realizar un espacio para unas 30 o 40 personas con un núcleo húmedo que tenga baño y cocina. Para eso, ya iniciaron un expediente en el municipio de Pocito con el listado de materiales necesarios pero no conformes con eso, el grupo no se quedó de brazos cruzados y ya han realizado distintas campañas solidarias. "La gente está muy comprometida, los vecinos del lugar muchos son albañiles y se han ofrecido en construirla ellos mismos", manifestó Camus. En tanto que también han hecho rifas para recaudar fondos y si bien falta mucho para llegar al presupuesto, nada desanima a este grupo de jóvenes solidarios.

PARA COLABORAR 

Para quienes quieran colaborar con su granito de arena para la misión de los jóvenes de "Brigadas educativas", se puede enviar transferencias a través del alias de Mercado Pago: "ladrillitoenalfonso" o al número 2644 80-9484