Las cargadas se escuchan desde afuera y cuando la señora abre la puerta se oyen con más fuerza. Hernán le hace burla al “Pato” porque le acaba de hacer un gol. Están jugando al PES (Pro Evolution Soccer) y el volumen está alto, para que el más joven de ellos pueda seguir las jugadas con el relato. Hernán es ciego, completamente ciego. La vieja PlayStation 2 está sobre una silla y ellos están sentados frente al televisor. Parecen dos niños: risas, cargadas, calenturas. El partido termina en empate y en los penales la suerte favorece al que parecía estar en desventaja, aunque las estadísticas dicen lo contrario. “Este siempre me gana, no sé cómo hace”, se queja Pericles “Pato” Salinas, medio en serio, medio en broma. Hernán larga una carcajada socarrona y lo cancherea explicando que no le hace falta ver para triunfar. Lo dice livianamente y en tono jocoso, pero esa es su bandera de vida.

Esta es la historia jamás contada de Pedro Hernán Gómez, para todos -simplemente- Hernán. Una historia de superación. De que querer es poder. De que los sueños se cumplen. De que lo imposible es posible.

El simpático grandulón tiene 25 años y un don muy particular: comenta partidos de fútbol para una radio departamental. Es un ciego que ve fútbol. “Es mi sueño y lo estoy cumpliendo”, cuenta a DIARIO DE CUYO desde su modesta casa del Barrio Las Viñas, ubicado en Pie de Palo, en las afueras de Caucete.

La dupla. Hernán Gómez junto a Pericles "Pato" Salinas.

Salinas lo escucha y se emociona, porque es el artífice principal de este presente de ensueño que atraviesa el chico. El “Pato” recuerda que todo comenzó el año pasado, medio por arte de la casualidad. Era viernes y al día siguiente tenía programado relatar para Radio Santa Rita (FM 93.9) un partido de la Liga Caucetera-Sanmartiniana, que ya estaba en las instancias finales. El problema era que se le había enfermado el comentarista con el que venía haciendo dupla, Fabio Arafe. El reemplazo no aparecía hasta que se le prendió la lamparita. “Hernán”, pensó. Entonces hubo un llamado y una propuesta: “¿Te animás a comentar el partido, a hacerme los comentarios desde tu casa?”. Del otro lado la respuesta fue un rápido y entusiasmado sí.

Rosa Riveiro, la señora que abrió la puerta, es la madre de Hernán. Ella hace cosas de la casa mientras escucha la charla, sin dejarle de prestar atención a su regalón, por si necesita algo. Está encima de él prácticamente todo el tiempo. Los cuatro hermanos de Hernán, todos ya grandes, se fueron de la casa y quedaron solamente ellos dos. Rosa recuerda con detalles ese sábado en el que estaba con los nervios de punta. Dice que para tranquilizarse salió a barrer y regar. Era la prueba de fuego y su hijo no falló. Los comentarios en el 1-1 entre Maurín y Rivadavia salieron espectaculares, pese a todos los obstáculos. Hernán está ahora sentado en la misma silla que ese día. A sus espaldas tiene la ventana que da a la calle. Dice que en ese lugar tiene mejor señal, clave para que su voz salga sin interferencias. Luego muestra su viejo celular -con teclado y sin redes sociales- con el que se conecta con su compañero relator, cuyo número se lo sabe de memoria. Con ese mecanismo salen al aire por Radio Santa Rita y vía streaming por la página que Salinas tiene en Facebook, "El Pato TV".

Junto a su madre. Rosa dice que apoya a Hernán en todas sus locuras.

Ahora bien, ¿cómo hace? La pregunta se cae de madura y Hernán intenta dar una respuesta. “Es algo que hacíamos antes casi todos, cuando no había tanta televisión ni redes sociales. Todos éramos un poco Hernán Gómez, por decirlo de alguna manera: lo escuchábamos por la radio y al otro día todos opinábamos si jugó bien, si jugó mal o cualquier cosa en base a lo que decía el relator”.

El “Pato” va más allá: “Yo cada partido que pasa me sorprendo más. Es como que siente el fútbol... nunca le erra a lo que dice, como si estuviera mirando. Yo la verdad estoy muy orgulloso de él y muy contento. A mí hasta se me han corrido lágrimas cuando he estado relatando partidos trascendentales, muy difíciles, y que él ponga su voz como lo hace es increíble”. El comentario viene acompañado de mucha emoción, que corta con un chiste: “El tema es que se ha puesto picante con los comentarios, los parte a los árbitros, a los dirigentes, a todos”. Hernán se tienta.

La dupla ya tiene encima más de 40 partidos de diferentes competiciones, como las categorías A y B de la Liga Caucetera-Sanmartiniana, Copa de Campeones en su rama masculina y femenina, y también de divisiones inferiores y de veteranos.

Flores a su compañero. "Sabe medir el tiempo, cuando yo tengo que respirar, cuando tiene que rellenar. Es muy bueno como comentarista", opinó Salinas.

“Con el Pato nos entendemos tan bien que él ya sabe cómo tiene que relatar y cómo darme el espacio. Para mí no me es algo raro ni difícil”, explica el muchacho, que conoció a su compañero de fórmula en el 2020. Salinas vio un video de él jugando a la Play, se interesó en su vida y un día fue a visitarlo. Comenzaron una amistad que fue escalando, tanto que ahora, entre risas, Rosa le dice al “Pato” que es su “hijo extraviado”.

PASO A PASO

Hernán se toma muy en serio lo de comentar fútbol, como si tuviera la responsabilidad de un cirujano, pese a que lo hace ad honorem. Pero no se las cree. Sabe que recién está empezando y que le falta mucho camino por recorrer. Sin embargo, ya se propuso otro sueño: comentar alguna vez un partido de su querido Boca Juniors, y mejor si es desde la mítica Bombonera.

Actualmente a las canchas de Caucete no asiste porque no cuentan con cabinas ni la infraestructura necesaria para recibir a una persona no vidente. Esa es una materia pendiente, pero mientras, a Salinas ya se le ocurrió una idea: “Yo voy siempre en mi moto pero tengo pensado conseguir un auto para empezar a llevarlo a Hernán. Lo metemos a la cancha, cerca del campo de juego, y transmitimos desde ahí, para que él pueda sentir el ambiente, los hinchas, todo”.

El chico dice que estaría bueno, como lo estaría también conocer a su referente: el gran Enrique Macaya Márquez, histórico comentarista del fútbol argentino. “Sería un sueño”, apunta con una sonrisa. Luego vuelve a referirse a su deseo de cubrir un encuentro de Boca. “Yo creo que se me haría mucho más fácil, humildemente lo digo. A nivel nacional tengo un conocimiento mucho más profundo de los equipos y más de Boca. A los jugadores de Caucete recién los estoy conociendo”. Rosa camina hasta la habitación de su hijo y trae unas fotos. En ellas Hernán aparece acompañado de figuras como Juan Román Riquelme, Agustín Orión, Fernando Gago y Carlos Tevez.

Gran experiencia. En la foto aparece con Juan Román Riquelme y otros jugadores de Argentinos Juniors. Conocer al ídolo de Boca fue muy satisfactorio para Hernán.


SU CEGUERA

A los tres meses de vida, a Hernán en un control le descubrieron que tenía cataratas congénitas (opacidad del cristalino del ojo) y toxoplasmosis ocular. Antes del año, tras cinco operaciones, los especialistas lograron recuperar su ojo derecho. “Era con el que más o menos me manejaba, veía más o menos con la ayuda de lentes”. Sin embargo, a los 11 todo se complicó por un accidente que sufrió en la Escuela María Montessori, donde asistía. “No podía hacer actividad física ni nada, pero como no entiendo de límites, en un recreo me puse de arquero y en una que salí a cubrir el arco para que no me hicieran un gol, por esquivar a un compañero me golpeé la cabeza contra el piso y se me hizo un pequeño tajo de tres puntos”, cuenta. 

Una pinturita. El chico se puso camisa y corbata para contar por primera vez su historia de manera pública.

Su madre lo llevó al oculista de cabecera y allí descubrieron que tenía desprendimiento de retina y que debía ser intervenido nuevamente. “Nos dijeron que la operación había salido bien, pero al mes me llevaron a un control y se dieron cuenta que se me había desprendido otra vez. Cuando me fueron a operar nuevamente vieron que se me había reactivado la toxoplasmosis y ahí nos comunicaron que ya no había chances”.

Hernán quedó completamente ciego en diciembre de 2008. Desde entonces todo fue más difícil. Y ahora, en materia de salud, las cosas se volvieron a complicar. “Soy diabético, insulinodependiente. Esto es todo muy reciente, me dio un pico de azúcar, me llevaron al hospital y me internaron. Me tengo que controlar”.

Ese imprevisto fue un fin de semana, el único en el que dijo ausente en el “trabajo” como comentarista. “A veces tiene fiebre o el azúcar alta y él igual me dice que quiere comentar los partidos. No me falla nunca y se lo toma muy en serio, de hecho me pide que nos juntemos entresemana para diagramar las transmisiones”, confía el relator. Y agrega: “Nosotros a los clubes que transmitimos le pedimos colaboración, no pedimos que nos paguen”. Hernán lo interrumpe. “A mí no me sale pedirle nada al Pato. Nunca le dije porque no me interesa cobrar nada, a mí lo material no me va”.

Para no sentirse en deuda, Salinas lo visita seguidamente, le lleva alguna gaseosa, pasa tiempo con él y colabora con los medicamentos que necesita.

Sea como sea, Hernán, el chico ciego que ve fútbol, dice que es feliz haciendo lo que hace y eso no tiene precio.

ALGUNAS TRANSMISIONES DE LA DUPLA (Ver más)