"Era media noche y llegaron los militares con la orden de cerrar la escuela y llevarse al director. Dicen que se había corrido el rumor que allí escondían armas. Pero lo que en realidad nunca soportaron es que en ese sitio se prepararan mentes brillantes. Aunque había una lista, logramos salvar a los niños y los enviaron a un estadio. Después no supe qué pasó con ellos", contó Olga Lorca, una mujer que trabajó desde muy joven en la Escuela Normal José Abelardo Núñez, en Santiago de Chile. La escuela que fundó Sarmiento en ese país, y la primera en su estilo de enseñanza en Latinoamérica porque preparaba a los maestros desde que eran niños.

En 1973, con el golpe de estado de Augusto Pinochet, sus puertas se cerraron. Sin embargo, varias promociones de ex alumnos hoy siguen reuniéndose. Dicen que es para mantener el espíritu de la "Núñez". El orgullo de haber egresado de esta escuela les sale por los poros a los Profesores Normalistas. Ese era el título con el que egresaban con 18 años y salían preparados para enseñar en el nivel primario.

"Decir que uno era de la Núñez, daba prestigio. Durante décadas fue la institución educativa más importante que se destacó en el deporte, en las artes y de la que salieron grandes personalidades de Chile", dijo Ricardo Delgado, que egresó en 1973. Y a pesar del paso del tiempo los ex alumnos no se resignan a que el lugar quede en el olvido. Unos 250 egresados continúan reuniéndose cada tanto para recordar épocas pasadas. "Es una cuestión de mística. La escuela se lleva en el corazón como si fuese un sentimiento fuerte, más que la camiseta de un equipo de fútbol. Tanto así que cada vez que nos juntamos, siempre hay alguien que empieza a cantar el himno de la escuela y el resto no duda en acoplarse al canto que nos acompañó durante la adolescencia", contó William Venegas, que egresó en 1966.

Todos los Profesores Normalistas conocen la historia de la escuela y tienen bien en claro el papel que tuvo Sarmiento en apertura. Tanto así que ellos fueron los que mandaron a colocar el busto del maestro sanjuanino, justo frente donde estaba el edificio escolar, por la calle Alameda. También colocaron una placa conmemorativa en el sitio donde vivió Sarmiento, frente a la Plaza de Armas, y donde funcionó la escuela en sus inicios. Así, cada 14 de junio, que es la fecha de creación de la escuela, celebran el Día del Profesor Normalista. Se juntan donde está el busto de Sarmiento y el de José Abelardo Núñez, que a principios del siglo XX fue una figura importante dentro de la institución. "Nuestras familias saben que es como un feriado para nosotros. No hay otra actividad más importante que reunirnos entre los ex compañeros", contó Fernando Vicencio, que egresó en 1968.

Para ellos, el modo de enseñanza que ideó Sarmiento no tiene comparación con el de la actualidad. Dicen que un maestro tiene que ser formado desde los inicios de la adolescencia y que no sólo se trata de una cuestión académica. "Ahora hay muchos especialistas, pero pocos que sepan cómo educar de manera integral a un niño", aseguró Vicencio. En esa escuela, los futuros maestros empezaban a estudiar a los 13 años y salían con 18. Aprendían a tocar el violín, y hasta coser botones o hacer dulces. Así esta escuela se convirtió en Chile en un semillero de maestros. Y sus egresados aseguran que era más prestigioso salir de esta institución que de la universidad. "Había catedráticos de renombre que daban clase en la Normal Núñez, sólo porque eso les daba prestigio", afirmó Olga, que hoy trabaja como secretaria en la Asociación de Profesores Normalistas de Chile. Que la oportunidad de educarse dependiera de las aptitudes y no del poder adquisitivo del alumno, es lo que más rescatan sus egresados. Esta escuela era estatal y aceptaba a chicos de distintas clases sociales y llegaban de los puntos más lejanos del país. Es por eso que funcionó como albergue. "No era fácil ingresar. Había que pasar muchos exámenes y cuando nos aceptaban, sólo nos mandaban una carta con la lista de cosas que teníamos que llevar", recordó Ricardo. De la Escuela Normal hoy sólo queda un portón de hierro, un par de palmeras y algunas aulas. La escuela fue demolida después del terremoto que azotó Chile en 1985. En este predio funcionan algunas carreras de la Universidad de Santiago, como Arquitectura y Periodismo.