Sin respuesta. Hace años que los vecinos de 5 barrios de Las Lomitas, Albardón, reclaman por el servicio de transporte público de pasajeros. Caminan casi 3 km para tomar el colectivo.

Hace 9 años que habitan en la zona de Las Lomitas, Albardón, pero aún no lograron contar con el servicio de transporte público de pasajeros. Son los vecinos de los barrios San Antonio, Lozano I, II y III, y Milagros, unos 2.500 en total, que a diario viven una odisea para poder mandar a sus hijos a la escuela o ir al médico. Dijeron que hicieron el reclamo en la empresa de colectivos Albardón, que es la única que va al departamento, pero que no recibieron respuesta. En cada uno de estos barrios hay en promedio 100 familias, con una media de de 5 integrantes cada una, según dijeron los propios vecinos.

El colectivo pasa a casi 3 km de donde viven. La escuela primaria más cercana está a 3 km, mientras que la secundaria está a 4. A diario, se las ingenian para cubrir estas distancias, ya que no cuentan con el servicio de colectivo. "Tengo 4 hijos que van a la escuela en la mañana y una sola bicicleta. Tengo que hacer dos viajes para llevarlos de a dos, y dos viajes para traerlos. Tanto cuando hace mucho frío como calor es un sacrificio muy grande. Además es muy peligroso porque hay muy poca luz en esta zona", dijo Mariela Rodríguez, del Barrio Lozano I.

Estela Paredes, del Barrio San Antonio, tiene dos hijos que también van a la primaria. No tiene moto ni bicicleta para llevarlos por lo que no tiene más opción que mandarlos en remís a la escuela. "Me gasto 100 pesos diarios. Los días que no tengo plata no van a clase", dijo la vecina.

Andrea Escudero es una de las vecinas más antiguas del Barrio San Antonio, uno de los más afectados por la falta de colectivos. Es el que se encuentra más alejado de la calle La Laja por donde pasa la línea 20 de la Empresa Albardón. Hace 30 años llegó a vivir en esta zona cuándo era una villa de emergencia y por dónde nunca pasó un colectivo. Desde entonces, cada vez que tiene que ir al Hospital Rawson para ser atendida, camina los casi 3 kilómetros para tomar el último colectivo que pasa a la medianoche. Pasa toda la noche en el hospital. "Hemos presentado muchas notas en la empresa pidiendo que ponga al menos un colectivo que pase en el horario de escuela. Hasta le dijimos que puede ser el mismo que va a Las Tierritas que no tiene que desviarse mucho. En la empresa nos dijeron que no ponen colectivos por estos barrios porque hay muchos niños y es un peligro circular", dijo la mujer.

Desde la empresa Albardón no hicieron comentarios sobre estas declaraciones, sólo dijeron que es la Dirección de Tránsito y Transporte quien decide el recorrido de los colectivos.

Luis González, a cargo de la dirección de Tránsito y Transporte de la provincia, dijo que nunca recibieron un reclamo de estos vecinos. Agregó que deben hacerlo para poder iniciar un expediente y ver la posibilidad de brindarles el servicio requerido.

 

Los vecinos

NANCY AGÜERO - Barrio San Antonio

"Mi hijo de 14 años tiene problemas de columna y el médico le prohibió andar en bicicleta. Pero él pedalea todos los días para ir a la escuela porque no tenemos otra opción. Un día intentó ir caminando, pero tuvo que salir de casa una hora y media antes".

ESTELA PAREDES - Barrio San Antonio

"Además de que las escuela quedan muy lejos el camino está muy poco iluminado y es un peligro. Por eso con otras madres nos juntamos todos los días en una esquina para llevar juntas a nuestros hijos a la escuela. Así también se nos hace menos difícil el camino".

ROBERTO GUARDIA - Barrio Milagros

"Cuando llueve o corre viento fuerte no me queda más opción que pagar un remís para que lleve a los niños a la escuela. Con ese clima es peligroso llevarlos en bicicleta o moto. Parecen que esperan a que ocurra una desgracia para recién escucharnos".

MÉLANI RODRÍGUEZ - Barrio Lozano I

"En mi familia somos 6 y nunca podemos salir todos juntos porque no tenemos una movilidad para hacerlo. Sólo tenemos una bicicleta y una moto y no es suficiente para que viajemos todos. Es una vergüenza que nadie escuche nuestros reclamos".