Una sanjuanina de 28 años dio un paso muy importante para el tratamiento de hipertensión arterial y otras enfermedades cardiovasculares relacionadas, ya que desarrolló nanoforumulaciones que mejoran el proceso de administración de la medicación para las personas que padecen esta enfermedad. Su nombre es Virna Martín Giménez, quien recibió su doctorado en Farmacia en diciembre del 2020.

Ella se recibió de Licenciada en Farmacia en el 2015, en la Universidad Católica de Cuyo y al año siguiente, en el 2016, comenzó su investigación bajo el ala de la Universidad de San Luis y el CONICET. Su extenso trabajo vio la luz el año pasado que llegó con el título de doctora. En la actualidad, trabaja en el postdoctorado para avanzar con el tema que la apasiona.

Se trata de una formulación farmacéutica a base de nanoestructuras, es decir, que no pueden verse a simple vista y que están en escala nanométrica (mil millonésima parte de un metro) por lo que pueden apreciarse mediante un microscópio electrónico. "Estamos trabajando a nivel molecular y celular. Tratamos la enfermedad en esos niveles y no de la manera orgánica o sistémica como comúnmente se manejan esas patologías", destacó Martín.

La especialista utiliza en su discurso el plural, ya que trabaja de manera mancomunada con su director Dr. Walter Manucha, de Mendoza y su co-director Dr. Diego Kassuha, de San Juan.

Actualmente, la investigación está en fase preclínica por lo que el estudio sólo puede realizarse en animales, en este caso, se utilizan ratas de una cepa particular que "tienen espontáneamente hipertensión arterial", obteniendo buenos resultados con respecto al potencial terapéutico de las formulaciones. El próximo paso es la fase clínica donde se probará en humanos.

Virna comentó que al trabajar en la nanoescala, la utilización de la materia prima, que algunas son costosas, es "tan pequeña" que eso reduce considerablemente los gastos de la investigación.

La función de esta nanoformulación es antihipertensivo, es decir, disminuir los niveles de presión arterial hacia niveles normales para prevenir patologías cardiovasculares asociadas como trombosis, infarto de miocardio y ACV, entre otras.

"Lo que buscamos es que, a través de estas formulaciones, el intervalo entre dosis sea mayor que el de las convencionales. Las que existen en la actualidad, son de al menos una dosis diaria o varias por día. Queremos que sea cada una semana o por mes", resaltó la doctora.

La investigadora sanjuanina también manifestó que uno de los objetivos de su proyecto era recuperar principios activos que se han desestimado con el tiempo por algunas limitaciones que hacen que su uso terapéutico no sea el adecuado. "Nosotros queremos mejorar esas desventajas mediante el diseño de estas formulaciones para que se puedan emplear", explicó.

"Es el caso de la anandamida, que es un endocannabinoide. A las formulaciones cargamos ese principio activo, que se producen dentro del organismo pero a dosis no terapéuticas. No es lo mismo administrar exógenamente, que en los niveles que se producen en el interior del organismo”, sentenció.

La doctora relató que la anandamida (compuesto químico orgánico) se conoce desde 1992 pero no se utilizaba en lo terapéutico, pese a que se ha observado efectos antihiertensivos, porque, en ciertas circunstancias, presenta efectos adversos en el sistema nervioso central y afecta aspectos neurocognitivos como la memoria y el aprendizaje, por ejemplo. “A través de las nanoformulaciones hemos posibilitado que sí se pueda emplear”, afirmó con orgullo.

Lo que la experta en Farmacia ha logrado es un gran paso para la medicina y se ha propuesto llegar hasta la fase final de su investigación: un orgullo con sello sanjuanino.