Por Fernando Ortíz 

Los chicos en la recepción de DIARIO DE CUYO.

Como muchos juegos de video, el Fortnite consiste en matar y, claramente, no morir. La diferencia principal con sus similares es la construcción: para ganar el juego, los players deben construir fortalezas o plataformas que los posicionen mejor para atacar a sus pares. Creado en el 2017, pero con su auge desde el 2018 hasta la actualidad, cuando la empresa estadounidense EpicGame decidió dar un paso más y lanzar la versión ‘Fortnite Battle Royal’.

Este videojuego, en conjunto con otros de gran convocatoria como el League ofLegends, han provocado un cambio social y económico -incluso político- en la perspectiva de los jugadores.

Durante el mes de mayo de este año, la Secretaría de Deportes provincial organizó el San Juan Gaming Festival. Un evento que apuntaba a reunir y entretener a toda la familia, haciendo hincapié, como su nombre lo indica, en el gaming, un área poco explorada hasta ese entonces y que cuenta con miles de adeptos locales.

Hubo un despliegue digno de cualquier hecho deportivo notorio: el Estadio Aldo Cantoni y el Centro Cultural Conte Grand fueron los escenarios donde se convocaron aficionados a los videojuegos de todas las edades. Si bien había varias propuestas, los reflectores y las expectativas de los participantes estaban centradas en el torneo de Fortnite. 

El domingo 19 de mayo, 40 fanáticos del juego de EpicGame acudieron al encuentro en busca de consagrarse como los mejores de la provincia y ganar un premio que, en ese momento, era secreto. Wadih Bacur (20), Mateo Favaro (15) y Francisco Chirino (17), junto con otro jugador -luego decidió no formar parte del grupo, por eso no está incluido en la nota, como reemplazo se sumó Elías Bustos (15)- lograron consagrarse. No lo imaginaban, por la cabeza de ninguno de ellos pasó que el premio -además del prestigio por vencer- sería participar en Argentina Game Show, el máximo evento nacional gamer.

Los 4 volvieron ese día a casa con un viaje a Buenos Aires con estadía incluida y no sólo eso, sino que ellos no tendrán que competir en las fases preliminares porque ganar en San Juan les dio el pase directo a la final, a jugarse el próximo 20 de octubre, cuyo premio final son 135 mil pesos.

Los 'cuatro fantásticos' sanjuaninos del Fortnite

“SI NOS DAN LUGAR PARA JUGAR, LES GANAMOS EL TORNEO” 
Llegaron el domingo listos para jugar bajo la modalidad “free play”, una forma no competitiva del Fortnite y otro videojuegos. Nada estaba previsto, y fue la casualidad la encargada de unir a los 4 gamers. En la larga fila, estaban Wadih y su amigo Mateo, ahí mismo conocieron a Francisco y al otro jugador. Al ingresar, se proponen jugar los 4 al torneo competitivo. “Nunca habíamos jugado juntos” dijo Wadih. En eso estaban, cuando la seguridad del lugar les impide inscribirse.

El alegato del uniformado era que había inscripciones previas que ellos no habían cumplido. Los 4, al unísono, le imploraron al guardia que los dejara participar: “si nos dan el lugar para jugar, les ganamos el torneo”, le dijeron. No hubo caso con él, un rato después un miembro de la organización escuchó las quejas y los dejó competir. Finalmente, cumplieron su palabra con el guardia. 

El mercado del Fortnite
En el capitalismo, todo es asequible de hacerse mercado. De hecho, las empresas estadounidenses que desarrollan este tipo de juegos piensan en eso, claramente. En todo el mundo, miles de jóvenes viven de jugar videojuegos. En la Argentina, cada vez son más los que se suman a participar de este “mercado laboral” y, en San Juan, hay varias aproximaciones.

Una de las maneras de ganar dinero es la participación en torneos, eso no sólo ofrece premios onerosos sino también reconocimiento en el mundo de los eSports -el comité olímpico considera al Fortnite como un deporte no físico y analiza incorporarlos a los próximos juegos- lo que, como en cualquier deporte, se traduce en sponsors que pagan a los gamers por mostrar sus marcas mientras hacen streaming -mostrar en vivo como juegan- o en los contenidos que generan -videos para YouTube u otras plataformas-.

 

Wadih y el resto del equipo sanjuanino, conocidos públicamente como Team W-Ar (Warriors Argentina), aseguraron que su participación en el Argentina Game Show es una vidriera para que las mejores marcas gaming del país los conozcan y, es su deseo, retornar a la provincia con el suficiente prestigio para poder recibir un sueldo. Es importante aclarar que, en el caso de Wadih -líder del team- eso ya ocurre, aunque en menor escala: algunas empresas locales envían piezas de computadoras y accesorias necesarios para mejorar la performance en el juego.

Otra de las formas de ganar dinero es, según Elías, a través de los “códigos de creador”. Estos códigos son para apoyar al jugador favorito de una comunidad o a nivel internacional. Uno de los ejemplos de Elías fue: “Supongamos que King -el adolescente que ganó 900.000 dólares y fue noticia en los portales nacionales- tiene un código de creador. Bueno, si yo utilizo su código cada vez que compro algo en el juego, como un arma o un baile, él recibe un porcentaje del dinero”, siempre en dólares, claro. El resto de los compañeros asiente y Wadih les muestra a todos que uno de los jugadores usó su código hace unos días y recibió ínfimo porcentaje por la legislación impositiva vigente.

LO POLÍTICO 
Los 4 adolescentes apuntaron que el régimen impositivo y el escenario electoral los afecta como a cualquier actividad económica. Aunque no tienen ninguna intención proselitista y sólo dos de ellos votan, dijeron que priorizan aquellas propuestas políticas que apuntan a mantener un dólar estable.

El principal inconveniente es el gasto constante, tanto en el Fortnite como en tecnologías para mejorar sus computadoras. Mateo contó que tenía todo ahorrado para poder comprarse una computadora estilo gamer con todos los aditamentos necesarios, pero no pudo.

“Justo esa semana fueron las PASO y el dólar subió tanto que se hizo imposible” dijo, -el costo de los ordenadores es, inicialmente, 1.000 dólares-. Sin embargo, también reconocen que el precio de la divisa extranjera les redunda en beneficio cuando participan en torneos organizados por la empresa EpicGame. “En esos solamente ganamos en dólares y re conviene” explicaron todos. 

LO FAMILIAR Y PISCOLÓGICO  
Las edades de este team fanático de los juegos de video es, en su mayoría, bastante corta. Mateo y Elías tienen 15 y Francisco 17, los tres están en periodo escolar obligatorio: la secundaria. Mientras, Wadih tiene 20 y vive solo. Él comentó que las dificultades de jugar más de 12 horas al Fortnite lo llevaron a alejarse de la casa paterna e irse a vivir solo.

En un principio, cuando empezó con sus hábitos gamers, su madre no lo entendía. Wadih contó que luego de ganar el San Juan Gaming Festival y tener repercusión mediática fue que el concepto de su madre cambió. El resto de los compañeros, aseguran que juegan menos horas y priorizan la escuela.

No obstante, hay problemáticas que ellos mismos destacan: desde el vamos, jugar un promedio diario de 8 u 10 horas es complicado para la psiquis. Wadih comentó que tuvo que ir a una psicóloga porque, luego de las largas sesiones diarias de Fortnite, se sentía “raro en el mundo real”. El resto del team asintió y dijo tener algunos momentos de ansiedad previo a la finalización de una partida: “no podés fallar cuando estás a nada de ganar” puntualizaron.

Otro de los puntos importantes es el físico: todos usan lentes de descanso debido al prolongado tiempo del ojo ante el brillo de la pantalla. Aunque, es cierto, ellos señalaron que depende de la intensidad del brillo y que no todo el mundo tiene esa complicación.

LO SOCIAL
Anteriormente, no había una categoría gamer. Quienes jugaban videojuegos o pasan más de la media frente a una computadora, eran conocidos como “freaky”. Actualmente, y según atestiguan estos adolescentes, la denominación social ya no es despectiva.

“Algunos todavía me dicen que soy un gordo freaky, pero ahora hay muchos que me defienden y les dicen a esos ‘será freaky pero gana plata por eso’ y se callan”, comentó jocosamente Wadih.

En tanto que, en el caso de Francisco, “en mediagua todavía soy el raro del barrio” y explicó que eso resulta así porque allá no hay demasiada “cultura gamer”.  

Sea como fuere, estos 4 jóvenes entusiastas están preparados para dejar todo para poner a San Juan en lo más alto de una competición nacional. Sin duda, muchos sanjuaninos estarán alentando con la expectativa de que regresen con algún premio o, simplemente, hagan un buen papel en la famosa competición nacional.