Desorientados. Así pasaron las primeras horas muchos usuarios del transporte público en el primer día de funcionamiento de la Red Tulum.  Mientras tanto, los colectiveros pasan mucho tiempo respondiendo en las paradas las dudas de la gente que no sabe que línea tomar. 

"Paré 5 colectivos y todavía no se cómo llegar al trabajo. Tengo que ir a la Esquina Colorada, un desastre", dijo Marta mientras le hacía seña a otra unidad para saber si la dejaba en el destino tan deseado. Ella, a diferencia de mucho de los consultados, sí se bajó la aplicación, pero aseguró "que la realidad es otra". 

Muchas personas, en su mayoría mayores de edad no se bajaron la aplicación por desconocimiento o simplemente porque "no manejan celulares". "Vine al médico  en remis y ahora estoy perdida. Le estoy preguntando a la gente, será hasta que uno se adapte", afirmó resignada  Rosa, de 73 años.

Lucía esperaba un colectivo frente a la Escuela Antonio Torres, su amiga en la parada de Santa Fe y General Acha. La idea de las mujeres, que llegaron desde Calingasta, era encontrar una línea que las dejara cerca de la Escuela  Hogar, en Rawson. "Vamos preguntando a la gente y a los colectiveros, alguna enganchará el que es y le gritará a la otra", contó entre risas una de las mujeres quien catalogó como "una aventura llegar a destino". 

Julieta de 13 años bajó junto a su abuela de 70 de un colectivo que las trajo al centro desde Santa Lucía y buscaban otro para llegar a Rawson. La adolescente tenía en la mano un papel que su mamá le había escrito con las líneas que debían tomar, pero la parada correcta era un gran misterio. "Se que colectivo nos tenemos que tomar, pero no se dónde. Ya lo encontraremos", reconoció la chica.

"De a uno por favor", les pidió el chofer de la 210 a un grupo de al menos 5 personas que le consultaban hasta que parte de Rawson llegaba. Postales como esa se repiten en cada parada. Los choferes pasan varios minutos indicándole a la gente donde esperar el colectivo.

Al menos en las primeras horas, y como era predecible, en la gente reina el desconocimiento. Los usuarios van  y vienen de las paradas y las bromas entre  ellos son moneda corriente. Los remiseros, agradecidos. Es que pese a que el pasaje es gratis, muchos cansados de no saber que línea tomar deciden pagar un remis o taxi para llegar a destino.