Desafío. El proyecto dirigido por Rosales busca que el dron tenga autonomía respecto del manejo humano y pueda tomar decisiones de acuerdo a una configuración puntual.

Dice que la investigación es su lugar en el mundo, que no importa el tiempo que demande si algo se hace con pasión y que esa entrega no sería posible si no tuviese detrás el apoyo de su familia. En cierto modo, Claudio Rosales (34) describió su experiencia de lo que significa ser investigador. "Los investigadores argentinos nos forjamos en situaciones no perfectas, pero con amor propio y picardía criolla innovamos, buscamos soluciones desde la creatividad para armar un proyecto y generar un producto acá", explicó este joven desarrollador sanjuanino.


Doctor en Ingeniería de Sistemas de Control de la UNSJ a partir de 2014, encontró en la investigación su espacio para crear. De hecho, el proyecto de desarrollo en microvehículos aéreos (popularmente conocidos como drones) surgió precisamente a partir de su doctorado.


Desde allí, el objetivo que se comenzó a buscar fue generar a mediano plazo un dron de tamaño reducido que se pueda comercializar con configuración informática a la medida. En definitiva, un vehículo aéreo inteligente, de bajo costo, con autonomía propia para tomar decisiones ante determinadas situaciones y en distintos ámbitos de aplicación, que fuera útil para muchos campos del quehacer sanjuanino.


Por ejemplo, si el vehículo se acerca a un tendido eléctrico, la idea es que sepa sortear esa situación por sí mismo aún siendo teleoperado, sin que tenga que intervenir la persona a cargo del control remoto.


"Estamos orgullosos de generar esta herramienta a nivel local, con todos los desafíos que implica. Hoy el limitante en la investigación es el financiamiento, con partidas que se desactualizan por la inflación, por lo que debemos apostar al ingenio y adaptarnos", explicó Rosales, en referencia a la crisis que atraviesa todo el país.


El proyecto se lleva adelante con dos estudiantes de Ingeniería Electrónica como su trabajo final de grado. "El trabajo final es una experiencia previa al trabajo en la industria, pero además de que sean profesionales bien capacitados, apunto a que la experiencia de la investigación les sirva como iniciativa de ser sus propios empleadores en sus propios emprendimientos", dijo Rosales.


Es que para él es muy importante lo que pueda transmitir como educador a las nuevas generaciones y más en tiempos complejos. "El Conicet es el gran empleador de doctores y en el presente el Conicet recortó el ingreso. No hay industria en la Argentina que emplee doctores, hoy la alternativa es irse al exterior y hay que prepararse y prepararlos lo mejor posible", dijo.


"El futuro es la investigación aplicada en donde lo que se investigue sea consecuencia y respuesta a una problemática para generar herramientas que sirvan, y allí afianzar nuestro espacio como profesionales", cerró Rosales, quien, al igual que su equipo, espera en dos meses contar con el primer prototipo del microvehículo aéreo sanjuanino.
 

"Hoy el limitante en la investigación es el financiamiento, con partidas que se desactualizan por la inflación, por lo que debemos apostar al ingenio y adaptarnos".

Diseño y construcción de microvehículos aéreos
 

Costo: el valor de las partes ronda aproximadamente los U$S 700 (unos 31.500 pesos), lo cual para las prestaciones que se puede lograr resulta una alternativa barata.
Tiempo de desarrollo: la duración del proyecto es de 2 años, aunque se pretende continuar en una mejora continua de los resultados que se obtenga. 
Para qué sirve: se trata de un dron que pueda adaptarse a un gran número de problemáticas. Desde la agricultura intensiva y de precisión hasta la inspección y rescate de personas en situaciones de catástrofes ambientales. 
Como funcionará: el robot tiene un computador a bordo que permitirá procesar la información disponible. Este computador permite controlar el movimiento del dron y que el mismo tenga un vuelo estable y seguro. Además contará con sensores de acuerdo a la tarea a desarrollar y procesar la información de manera autónoma.
Campo de aplicación: desarrollo de una plataforma (hardware y software) muy versátil que permite adaptar el vehículo a la mayor cantidad de aplicaciones. En el corto plazo se pretende utilizarlo en la inspección de cultivos y de ambientes interiores de forma autónoma. 
Mercado: el objetivo es transferir el conocimiento a la sociedad, por lo tanto, se tiene previsto que este desarrollo se comercialice.
Dimensiones: aproximadamente 40cm de diámetro por unos 20 cm de alto. La estructura física va a estar hecha con una impresora 3D. 
Estado actual: el equipo está en el desarrollo de la computadora y la conexión al circuito de control de los motores del vehículo. Falta imprimir la estructura física (con impresión 3D) y que lleguen los motores eléctricos para su calibración, por lo que se espera en un par de meses pueda estar el prototipo.