Ayer por la mañana, el Obispo de San Juan, Jorge Lozano, comunicó que el papa Francisco designó a Fray Carlos María Domínguez como Obispo Auxiliar para la Arquidiócesis, un rol que no se cumplía desde 1966, cuando monseñor Ildefonso Sansierra pasó justamente de obispo auxiliar a diocesano.


Básicamente el obispo auxiliar es quien colabora con el obispo diocesano de alguna diócesis existente. A diferencia del obispo coadjutor -como lo fue Lozano de Alfonso Delgado entre 2016 y 2017- no tiene derecho a la sucesión en el cargo. Domínguez actualmente se encuentra en España y se espera que entre fines de junio y principios de julio comience su nueva etapa.


"Doy gracias a Dios y al Papa por haber respondido al pedido que le hice hace algunos meses. La extensión del territorio, la diversidad de campos de evangelización, las visitas pastorales, las demandas de presencia del Obispo me hicieron ver (junto al consejo de algunos sacerdotes y laicos) la conveniencia de contar con otro Obispo que nos ayudara en la misión que Jesús nos encomienda'', afirmó Lozano en el comunicado.


El pedido de un obispo auxiliar ya lo había realizado Delgado, pero no tuvo el eco que consiguió Lozano. Domínguez podrá realizar las mismas actividades, por lo que serán distribuidas entre ellos según las necesidades pastorales.


Los obispos están obligados a residir en su diócesis aunque haya un obispo coadjutor o auxiliar (Can 395). No puede ausentarse de su diócesis por no más de un mes consecutivo o con interrupciones y por una razón seria y aprobada por la Santa Sede.

Antecedentes

Domínguez será el sexto obispo auxiliar en la historia de la Iglesia de San Juan de Cuyo. Dos fueron nombrados para atender en San Luis y Mendoza, cuando todavía no se habían erigido las respectivas Diócesis en aquellos lugares (ambas comenzaron en 1934). Mientras que los otros tres sí lo hicieron en San Juan y cada uno tuvo una particularidad.


Monseñor Juan Marcos Zapata prestó sus servicios durante 37 años, entre 1914 y 1951, junto a dos obispos diocesanos: José Américo Orzali (hasta 1939, cuando éste fallece) y Audino Rodríguez y Olmos.


El segundo fue monseñor Leonardo Gallardo, quien apenas pudo trabajar con Rodríguez y Olmos entre 1960 y 1961, al fallecer en un accidente en Buenos Aires.


Y el tercero fue monseñor Ildefonso María Sansierra, entre 1963 y 1966, quien luego fue arzobispo de esta Iglesia, por el fallecimiento de Rodríguez y Olmos. Sansierra fue obispo diocesano entre 1966 y 1980 y no contó con un obispo auxiliar, al igual que su sucesor Italo Severino Di Stéfano.

El primer saludo: "Recen por mí"

Carlos María Domínguez envió un saludo grabado en un video a la comunidad sanjuanino en el que se presentó como religioso agustino recoleto. "Con sorpresa y conmoción he recibido la noticia de mi nombramiento por el papa Francisco", reconoció Domínguez, de 53 años de edad, quien luego pidió: "Recen por mí. Después que me enteré de la noticia de ser obispo de ustedes, ya lo estoy haciendo por todos ustedes, por todas sus necesidades, especialmente por aquellos que más lo necesitan. Muy pronto nos veremos en San Juan y comenzaremos a caminar juntos".


El próximo obispo auxiliar de Monseñor Lozano nació el 23 de diciembre de 1965 en San Martín, Provincia de Buenos Aires. Cuando Lozano cumplía justamente el rol de obispo auxiliar en Buenos Aires de Jorge Bergoglio, conoció y trabajó con Domínguez.


Ordenado sacerdote desde el 13 de marzo de 1993, Domínguez hoy reside en España. Miembro de la FAE (Federación Agustiniana Española) y del Equipo de Revitalización de la Orden de Agustinos Recoletos, es además Vicario Provincial de España, Provincia Santo Tomás de Villanueva, Orden de Agustinos Recoletos.


Políglota (tiene conocimiento en inglés, francés, italiano, portugués, latín, griego y hebreo), Domínguez es uno de los 1.100 sacerdotes que pertenecen a la Orden de Agustinos Recoletos, quienes nacieron de la restauración católica de la segunda mitad del siglo XVI, en diciembre de 1588, con ánimo de instaurar un sistema de vida más austero y perfecto. La Forma de Vivir, redactada por Fray Luis de León, fue aprobada por el definitorio provincial en septiembre de 1589 y, ocho años más tarde, obtuvo la confirmación pontificia.