Para Alicia Vega, no hay sacrificio que la aleje de su verdadera vocación: ayudar a quien lo necesita. Desde hace años dirige la fundación solidaria "Sólo Dios Basta" en Caucete. Y ahora emprendió una nueva tarea por amor al prójimo y que la llevó a alejarse de su casa. Desde fines de marzo cocina gratis para más de 600 personas que atraviesan una profunda crisis económica tras quedarse sin trabajo a causa de la cuarentena. Lo hace en el Hogar Niño Jesús, que depende de la Parroquia Santos Cosme y Damián y que está en Villa San Damián, en Rawson. Como se le dificultaba trasladarse todos los días desde Caucete hasta este departamento, decidió mudarse más cerca de su nuevo destino.

'Nunca antes me tocó ayudar a personas de clase media que de repente se quedaron sin trabajo ni recursos para subsistir".

A las 8 en punto, Alicia llega al Hogar Niño Jesús para hacer punta. Se encarga de separar los ingredientes que se van a utilizar para preparar el plato del día y para poner a calentar agua en tachos para usar una vez que arranquen a cocinar. Una hora más tarde, llega el resto de la gente que la ayuda con esta tarea que le provoca sensaciones encontradas. "Servir a los demás me genera felicidad, pero ver las carencias me da mucho dolor. Y siempre voy a hacer lo que esté a mi alcance para ayudar a quien lo necesita. Ahora me necesitaban para cocinar para cientos de personas así que no dudé en emprender esta nueva misión que también me reconforta porque no tengo familia", dijo la mujer.


Durante la primera semana, Alicia viajaba todos los días desde Caucete a Rawson para realizar esta tarea. Pero como los horarios, la restricción de la circulación de colectivos y la distancia le jugaban en contra, decidió mudarse con una amiga que vive cerca del Hogar Niño Jesús. Pero, como nunca le gustó "cargar a otro" con sus problemas, ahora está buscando alquilar aunque sea una habitación en la zona para poder seguir al servicio de la gente. "A la gente que me ayuda a repartir la comida siempre le pido que tengan paciencia. Es que los comensales que vienen a retirar su ración de comida caminan muy lento, y no porque estén enfermos, sino porque les da vergüenza llegar a pedir comida. Esto me parte el alma, pero también me da fuerza para seguir haciendo lo que hago hasta que Dios me diga basta", dijo la mujer.



Para colaboraciones


Quienes deseen colaborar pueden acercar sus donaciones a calle Vidart 4446 Sur, Villa San Damián, Rawson, de lunes a sábado.