Alberto Medalla y Walter Gallardo

Hace 32 años el piloto Walter Gallardo y los empleados de Hidráulica, Manuel García y Alberto Medalla, salieron como lo hacían habitualmente a realizar las tareas de medición nívea en Cordillera. Lo que desconocían es que una tormenta obligaría al piloto a un aterrizaje forzoso que dejó al helicóptero Bell Ranger 206 clavado a 90 grados perdiendo humo por la tubera de escape.

Los tres ocupantes estaban ilesos, pero en la ciudad de San Juan eso no se sabía. La información sobre el accidente del helicóptero de la provincia se extendió como reguero de pólvora. Los sanjuaninos estaban expectantes, las familias angustiadas y las autoridades montaron un operativo de búsqueda que se extendió por 9 días por las condiciones climatológicas adversas.

Mientras en la ciudad se rezaba por la salud de aquellos hombres, a 4 mil metros de altura sólo pensaban en cómo superar el extremo frío, hasta 40 grados bajo cero, y enfrentar lo que ellos especulaban sería “una larga espera” hasta ser rescatados. Fueron 9 días de supervivencia, anécdotas y fe inquebrantable. Diario de Cuyo, medio que siguió desde el comienzo el episodio, se reunió con dos de los sobrevivientes (el tercero de ellos en la actualidad atraviesa un delicado estado de salud) para conocer cómo fue el día a día de aquella experiencia que los marcó de por vida.

Día 1

Tan sólo horas después de haber despegado, el helicóptero se accidentó en La Quebrada de Mondaca. Lo que era una tarea habitual se convertiría en una de las noticias más comentadas de la provincia.

“ ‘¡Sujétense que vamos al piso!’ Entramos a la superficie, estaba muy nevado! No teníamos esquíes para nieve así es que con los del helicóptero que eran tubulares pasamos de largo en la nieve y la máquina se frenó de golpe cuando tocó la panza. Las palas del rotor principal siguieron bajando por inercia y una de ellas cortó el cono de cola y ahí quedamos tumbados a 90 grados”, recordó el piloto de la aeronave Walter Gallardo sobre el momento preciso en que una tormenta ocasionó el accidente.

Tras el episodio y comprobar que los tres estaban bien, la preocupación sería como soportar las bajas temperaturas que por momentos llegó a ser de 40 grados bajo cero. Un día después, la noticia llegaba a la portada de DIARIO DE CUYO.

“El helicóptero de la provincia se perdió en la cordillera”

Día 2

La comida nunca fue un problema para aquellos hombres que habían dejado a sus esposas e hijos para volver en unas horas, pues llevaban una abundante cantidad de víveres que pensaban dejar en el refugio. Sin embargo, la sed si fue una preocupación. “Derretiamos la nieve en una latita de duraznos en almíbar que calentábamos con una vela. Después la derretíamos en bolsas de nylon”, contó Alberto.

Día 3 

En el centro de operaciones reinaba la preocupación.

Desde el minuto cero las autoridades de la provincia, con Licciardi, Director de Aeronáutica por aquel entonces, a la cabeza, iniciaron un intenso operativo de búsqueda que se vio truncado durante días por la fuerte tormenta. Mientras en la provincia crecía la angustia por no tener novedades de la aeronave y sus ocupantes, que a esa altura ya estaba tapado de nieve, Gallardo, Medalla y  García pasaban las horas hablando de la vida y planeando que hacer a su regreso.

Día 4 

La tormenta era tan intensa que ambos (Gallardo y Medalla) recuerdan que la diferencia entre el día y la noche era mínima. “No se veía al metro”, aseguran.

Día 5

Fueron varios días de rastrillajes que no dieron resultado.

 “Ese día escuchamos radios de Chile. Los grupos de rescate están al otro lado de los picos que veíamos antes que la tormenta los tapara. Era imposible llegar a donde estábamos porque la tormenta era cada vez más severa”, recuerda Gallardo en uno de sus escritos sobre el tema- La pequeña Tonomac que acompañaba a los empleados de Hidráulica se convirtió en la mejor aliada de aquellos hombres. Durante el día sólo podían escuchar radios del vecino país, pero por la noche las emisiones sanjuaninas de las radios AM eran dulce para aquellos oídos. “Escuchábamos como nos buscaban, como los locutores leían mensajes que dejaba la gente y eso nos llenaba de esperanza, pero también de angustia por no poder avisar que estábamos vivos”, contó Alberto. El titular de ese día daba cuenta de lo complicado que resultaba llegar al lugar. “Las intensas nevadas obligaron al repliegue de la patrulla terrestre”

Día 6 

La noticia ocupaba un importante lugar en el diario. 

Mientras los esfuerzos por llegar al cordón montañoso desde Barreal, lugar donde se había montado el centro de operaciones, no daban los resultados deseados la nevada se hacía cada vez más intensa. Sin embargo, aquello que complicaba el rescate resultó beneficioso para los accidentados. “ A esa altura la nieve había cubierto por completo la nave y comprendimos el sentido de los iglú. Hasta un rato antes parecía que estábamos en un freezer y cuando nos tapó la temperatura empezó a subir. ¡Cómo no paleamos desde el primer día y nos hubiésemos ahorrado mucho frío!”, recordó el piloto.

Día 7

Por cielo y tierra, así buscaban a los tripulantes

 “A pesar de la situación estábamos de algún modo organizados. Por ejemplo, salíamos a orinar 2 veces por día y de paso a juntar nieve. Solo 2 minutos porque había que sacarse los guantes y de verdad el frío te congelaba”, contó Alberto.

Día 8

La radio seguía siendo el refugio, entre anécdota y anécdota, de aquellos hombres perdidos en medio de la montaña. Un día, recuerdan que en una radio local habían entrevistado a un hombre que con su péndulo indicaban el posible lugar del accidente y hasta se animó a decir que aún estaban vivos. “La charla avanzaba hasta que por ahí Lucho Román dice al aire ´después del corte Roque nos va a decir si están vivos o no’ imaginen el momento, nosotros escuchando y aunque ahora parece una pavada, en ese momento rogábamos que no se equivocara! ¡Y la pegó!!!!! Saltábamos de alegría!”, contó Gallardo. Otro momento que los llenó de esperanzas fue cuando el director de Aeronáutica les habló por radio sin saber que era escuchado por sus amigos. “Lucho le preguntó que nos diría si lo estuviésemos escuchando. ‘No pierdan esperanzas. No podemos entrar, la tormenta es enorme. Vamos a encontrarlos apenas podamos’. Ese mensaje nos dio la certeza que de ahí salíamos”, dijo Gallardo.

Día 9 

La portada más esperada. 
La alegría de quienes esperaban a los sobrevivientes.

A las 13.20 de ese día los pilotos de la Brigada aérea avisaron que los tres ocupantes estaban con vida y habían sido vistos. “Me pareció que algo se movía sobre el blanco paisaje por lo que alerté a mis acompañantes que de inmediato confirmaron mi observación”, dijo el teniente Berrera.

Tras los rescatistas, el helicóptero tapado de nieve

Los tres sobrevivientes escucharon los motores de los helicópteros que venían por ellos y no pudieron con la emoción. Decidieron quemar los asientos de la aeronave accidentada y fue gracias a la columna de humo que los hallaron en medio de la cordillera.

Gallardo era trasladado en helicóptero

Eran las 14 cuando los vecinos barrialinos coparon las calles y hasta fue necesario un cerco para contener a los sanjuaninos que querían dar la bienvenida a los sobrevivientes. En Barreal llegó el momento del chequeo médico. “Yo le dije que me hiciera un certificado médico porque yo quería llegar al Aeroclub, ni loco me iba al hospital”, dijo Gallardo. Los otros dos rescatados debieron ser hospitalizados para realizar controles, aunque su estado era bueno el principio de hipotermia era notorio y Alberto tenía lesiones en la planta de uno de sus pies por el extremo frío.

Alberto Medalla debió ser hospitalizado. 
En camila pero contando la odisea, así llegaba Medalla

En el aeroclub de Pocito no cabía un alma, los sanjuaninos que habían seguido la búsqueda día a día sin perder las esperanzas estaban allí para confirmar con sus propios ojos lo que parecía imposible. Estaban vivos y podían relatar lo que habían pasado.

No era momento de hablar, sólo de abrazos y saludos que se hicieron esperar por 9 días. “Felizmente terminó la odisea en la cordillera”, selló en su tapa este medio para culminar una cobertura inédita para la época.

Lágrimas y abrazos en el reencuentro. 
La felicidad de quienes comandaron el operativo de rescate.