La disyuntiva que algunos plantean entre ir a la costa Argentina (sobre todo a Mar del Plata) e ir a la Costa Chilena (sobre todo a La Serena), a mi modo de ver no es económica. La gente no decide un destino u otro sólo por una cuestión económica; es más, esto pasa a ser un detalle no significativo. Salvo en épocas extremas cuando Chile era totalmente prohibitivo o excesivamente barato, pero no es el caso de hoy. La predisposición al viaje para uno u otro destino es diferente.

Quienes aman Mar del Plata les gusta la gente por todos lados, los shows de playa, los espectáculos nocturnos, el toparse con los artistas en ciertos sitios, el compartir muchas veces con los mismos amigos la playa, el viaje, las salidas.

Los que aman La Serena generalmente buscan otro tipo de vacaciones: descanso, caminatas en la playa, el fresco asegurado, la tranquilidad, el juntarse con amigos en planes muy caseros ya que no ofrece la diversidad ni mucho menos la cantidad de espectáculos nocturnos que Mar del Plata. En este sentido, la elección no está dada por lo económico, sino por lo que se busca.

Y en esto es muchas veces como ser de River o de Boca: son pasiones que dividen. Los fanáticos de La Serena repiten y repiten el destino porque lo disfrutan y no entienden a los que parten a la costa argentina. A su vez, los que están en el club de fanáticos de Mardel, ni se les pasa por la cabeza pensar en ir a un lugar sin ruido, sin gente por todos lados, con una oferta acotada de espectáculos diurnos y nocturnos. Hay gustos para todo. Y en ambos destinos están las ofertas económicas o gasoleras, o las caras y más exquisitas. La decisión no está en el bolsillo, sino en lo que se quiere para el descanso.