Ana Ramazzi de Coria / Representante Legal, Colegio Integral, de Rivadavia

Cuando un niño o un adolescente comienza un nuevo ciclo lectivo, trae consigo un conjunto de experiencias personales, que son resultado de su interacción con el entorno que lo rodea.

Por eso, familia y escuela deben trabajar juntas acompañándolo en su adaptación que contribuya en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es necesario que los padres se acerquen al colegio regularmente, pidan orientaciones sobre cómo ayudar a sus hijos y mantengan a la institución informada de aquellas situaciones que puedan interferir en el proceso de aprendizaje.

Acompañar a los hijos en su crecimiento es, entre otras cosas, ayudarlos a construir su autonomía. Para ello, hay que dejar que resuelvan por sí mismos las situaciones a su alcance, debemos permitirles actuar lo más libremente posible, propiciar que tomen decisiones adecuadas a su edad y que puedan expresar sus opiniones.

Apoyar a los hijos no significa dejarlos hacer todo lo que quieren, sin ponerles límites, ni hacer por ellos lo que pueden hacer por sí mismos. Por ejemplo, a los pequeños de Nivel Inicial, debemos incentivarlos a vestirse y comer solos, cargar su mochila, defenderse y solucionar las pequeñas peleas con sus amigos. A los niños de Nivel Primario, debemos ofrecerles el tiempo y espacio adecuados para aprender a organizar sus estudios y obligaciones; es necesario, también, enseñarles a asumir las consecuencias de sus actos y a valorizar la convivencia y el respeto mutuo como única forma posible de vivir en sociedad. A los jóvenes del Nivel Secundario, quienes defienden por sí solos el valor de la amistad, de las propias ideas y de la libertad; debemos ayudarlos a elegir y aprender a conciencia, a expresarse respetando el pensamiento del otro y a entender que sólo es posible la libertad responsable.

Profesora Ana Quinteros de Silva / Directora de Nivel Secundario para Adultos - Turno Noche -, Colegio Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, Chimbas.

Ningún educador discute ni cuestiona la importancia y el valor que tienen los padres en la educación de los hijos. Sin la presencia real de los padres es poco o dificultoso el trabajo de maestros y profesores.

Desde la más temprana edad escolar de los niños, resulta medular el interés, el tiempo y el acompañamiento que los Padres dediquen a éstos para lograr chicos responsables y autónomos.

Pero, también sabemos los educadores que este acompañamiento varía de mil formas, según cada alumno, cada papá, cada familia. Además la cercanía en las obligaciones y tareas escolares de los hijos es más intensa en los primeros años de la primaria y va decreciendo, notablemente, en los años de secundaria.

Lo que debemos tener claro todos, padres, familia y educadores es que el acompañamiento en los aprendizajes de los hijos dura toda la vida. Claro está, que la intensidad y la frecuencia van decreciendo, conforme ellos van creciendo. Pero, como papás siempre estamos prestos a enseñar, a corregir o dar un consejo oportuno a los hijos que los ayude a evitar que se equivoquen o aprendan de nuestra experiencia.

En un nivel educativo de un Secundario para jóvenes y adultos podríamos preguntarnos ¿necesitamos el acompañamiento de los padres a nuestros alumnos? Y la respuesta es categórica: sí, desde luego que sí. Pero esa presencia no debe ser igual que en la etapa de la niñez, ni adolescencia. En un secundario de adultos la totalidad de alumnos que se reciben provienen de fracasos escolares anteriores, de varias repitencias y hasta de abandonos prolongados de la escuela. Por lo tanto, renovar la confianza en nuestros hijos, fortalecer el vínculo y demostrar interés en que puedan concluir su secundario satisfactoriamente, aunque sea en una edad mayor a la esperada, es vital la presencia de los padres.

Invito a los padres que renueven sus deseos de paternidad y maternidad responsable dedicados a la educación de los hijos para lograr de ellos personas de bien, y digo de bien no como una utopía, sino como una realidad concreta en que sea la edad que sea de nuestros hijos, debemos mostrar dedicación y sobre todo presencia con ellos, en saber de sus cosas, sus metas, sus proyectos y acompañarlos lo mejor posible. Por eso sin recetas para esta tarea, ala mejor receta" es dejar de lado la indiferencia, involucrarnos, aunque pensemos que ya son grandes y no nos necesitan. Los padres y la familia son insustituibles y otras instituciones sólo complementan y apoyan su labor.

Josefa Felis / Directora de la Escuela  General San Martín, Jáchal Nivel Primario

Es fundamental para los docentes que conforman esta escuela la reunión que realizamos el primer día de clases. En nuestro caso en particular esta escuela de zona rural de la provincia de San Juan, recibe a chicos repitentes del nivel primario. Partimos de la base de cumplir con los contenidos curriculares del Ministerio de Educación y sacar a estos alumnos adelante. En cuanto a deserciones y complejidad en los comportamientos de los niños no tenemos mayores problemas. Nuestro problema radica en el aprendizaje, por lo tanto brindamos toda la ayuda correspondiente en material didáctico y el apoyo docente para sacar los chicos adelante. Es satisfactoria nuestra experiencia a partir de esa primera reunión, el vínculo escuela - familia y viceversa es fundamental. Ante cualquier situación lo primero que hacemos es llamar a la familia. Y por su lado la familia recurre a la escuela para comunicar cualquier anomalía o situación especial.

La escuela recibe el apoyo del programa nacional integral para la igualdad educativa (PIIE). Esto es importante porque equipamos a la institución con las herramientas básicas: materiales de uso didáctico y útiles escolares, computadoras, máquinas fotográficas, impresoras, filmadoras, DVD, televisores, viajes educativos para los alumnos, entre otros. Para nosotros es fundamental el acompañamiento de este programa, así cumplimos y avanzamos.