Según el doctor Palmieri, uno de cada cuatro hombres se calcula que presenta eyaculación precoz. Lamentablemente muchos hombres (y sus parejas) creen que se trata de un problema de exceso de "fogosidad", cuándo en realidad es exceso de "ansiedad".

Muchos creen que un segundo coito complementario soluciona el problema, cuando en realidad lo que hace es posponer el problema un tiempo. El segundo coito (o los sucesivos) son normales en tanto no se den por la obligación de prolongar un primer coito corto. "El primero por mí, el segundo por vos" es una frase que esconde la obligatoriedad del hombre de tener (por decreto) ganas de un segundo coito, situación que, en sí, es anormal; pues el segundo coito (tal cual el ingerir el segundo plato de comida) no debe hacerse por obligación sino por deseo.

La pareja se acostumbra a ese ritmo (alocado y rápido) y, en muchos casos, cuando la segunda erección no se da o se pierde, empieza a reclamar pensando que en algo tiene que ver ella en esa carencia de repetición, cuando en realidad lo que pasa es que lo que se hace por obligación va perdiendo progresivamente el placer.

Tratamiento

Se lleva a cabo mediante tratamientos breves que en primera instancia involucran al hombre (y a su pareja) en el mecanismo por el cual se produce el trastorno. Esto alivia la presión sobre ambos y reduce la ansiedad (elemento generador del trastorno). En segunda instancia se realiza en condiciones de mejoría del "ambiente de pareja" un aprendizaje práctico que facilita la mejoría erótica en la pareja y el control eyaculatorio. No es un tratamiento psicológico en el sentido de centrarse en el pasado y sus consecuencias (abordaje que se desaconseja) sino de solución práctica del problema. En la medida que el hombre y su pareja aprenden el proceso del reflejo eyaculatorio, el problema se controla. En algunos casos se pueden complementar los tratamientos con medicamentos que ayuden transitoriamente a retardar la eyaculación.