Entusiasmo. Hasta los niños más chiquitos desafiaron el miedo y el vértigo para participar de las actividades que organizaron los soldados del RIM 22, donde ayer hubo una jornada de puertas abiertas. 

Desde la entrada al predio los chicos ya empezaron a palpitar la adrenalina. Un grupo de soldados, de todas las divisiones y usando su uniforme característico, los esperó para darle la bienvenida. De ahí en más todo fue sorprendente para los visitantes, aunque lo que más los atrajo fueron las pistas de combate. Esto sucedió ayer en la jornada de puertas abiertas que organizó en RIM 22, en el marco de las actividades por el Día de Ejército Argentino que se conmemoró el 29 de mayo. Cientos de alumnos de diferentes escuelas y los propios hijos de los miembros de esta Fuerza participaron del evento.

La propuesta ofreció diferentes circuitos pensados para ir incrementando la adrenalina de los chicos. La primera posta la conformaron las dos pistas de combate que armaron los soldados en el patio del RIM 22, para niños de diferentes edades. Y ambas contaron con la participación de todos los visitantes, a los que no les importó hacer fila por varios minutos para poder acceder a las mismas. Aprovecharon la espera para mirar a los chicos que ya estaban en acción para estudiar bien los movimientos que tenían que hacer para completar el circuito en que debían poner a prueba su resistencia (recorrer un tramo cuerpo a tierra), su agilidad (trepar dos pilas de fardos de pasto de diferente tamaño), su equilibrio (caminar por una tabla angosta colocada sobre dos grandes ruedas) y su puntería (embocar una pelota). Y tanto los varones como las nenas participaron de esta actividad con el mismo entusiasmo, luciendo una chaqueta y un sombrero camuflados que les prestaron para que se sintieran en la piel de un soldado.

La segunda posta les generó más adrenalina a los chicos. Fue en la que pudieron meterse en una trinchera, con morteros y demás armamento de combate. De ahí pasaron a otra instancia donde pusieron a prueba su valor para atravesar un puente de cuerdas colgante. Algunos lo hicieron sin inconvenientes, pero otros necesitaron del aliento y ayuda de los soldados para lograrlo.

Valor. Muchos de los chicos se animaron a tomar las armas de los soldados.

A esa altura, la adrenalina de los chicos llegó al máximo y necesitaron practicar una actividad liberadora de energía. Es por eso que cerraron la ronda de actividades en la tirolesa que, si bien al principio les provocó mucha intensidad, terminó por relajarlos. Es que a mitad del recorrido, a mucha altura y velocidad, pudieron gritar su nombre con todas sus fuerzas para relajarse.

La jornada de puertas abiertas del RIM 22 arrancaron a las 9 y se extendieron hasta las 18 para que más chicos pudieran participar de todas las actividades.

Camuflaje. Niños y niñas se pintaron el rostro antes de hacer las actividades.

La merienda
Los chicos que participaron de la jornada de puertas abiertas en el RIM 22 compartieron una merienda compuesta por mate cocido y sopaipillas que prepararon los soldados para agasajarlos. Todos los chicos recibieron su ración.

Para el recuerdo
Además de participar en todas las actividades propuestas en el RIM 22, los chicos dedicaron parte del tiempo de visita a tomarse fotos en cada uno de los puestos y junto a los soldados, especialmente a los que usaron trajes llamativos.