Para María Palma, las vacaciones son imprescindibles. Representan un tiempo especial para reponer energías, contrarrestar el estrés y para consolidar la unión familiar. Pero, este año decidió privarse de este "gustito". Por temor a la pandemia decidió no viajar e invertir la plata prevista para el viaje en ampliar su casa. Son varias las familias que se inclinaron por esta tendencia que terminó por tener un saldo muy positivo: favoreció la generación de empleo y el incremento en las ventas de materiales para la construcción, aunque también tuvo su costado "flaco": hay demora de entrega de materiales y algunos albañiles dicen "no dar abasto".

"No nos resultó tan sacrificado privarnos de las vacaciones porque las reemplazamos por algo positivo que teníamos pendiente. Usamos la plata ahorrada para el viaje en construir un par de habitaciones más para ampliar la casa y el almacén familiar. Además, nada es más valioso que la salud y viajar en plena pandemia es poner en riesgo a toda la familia", dijo María Palma.

El temor al contagio de Covid-19 y la precaución de no tomar riesgos innecesarios fueron los motivos por los que Celia Molina este año tampoco se fue de vacaciones como suele hacer tradicionalmente con sus dos hijos. En su lugar invirtió en la construcción del comedor. Dijo que no dudó en utilizar la plata con este fin, ya que la obra encarada también generará bienestar a la familia.

Desde el 2019, la familia de Vanesa León comenzó a planificar las vacaciones 2021. La idea era pasar al menos una semana en la playa para comenzar con energía este año especial en el que su hija se mudaría a la provincia de Córdoba a estudiar Medicina. Pero, el temor al virus pudo más. También eligieron quedarse en casa y usar el dinero del viaje en terminar la construcción del living comedor. Y, de esta manera, reactivar la mano de obra relegada por la pandemia.

Hierro, alambre y clavos, desaparecieron de San Juan. Hay que encargarlos para comprar.

Yohnni Vila es un albañil que hace changas para mantener a su esposa y tres hijos. Dijo que normalmente, entre diciembre y marzo, merma notablemente el trabajo porque la mayoría de la gente se va de vacaciones. Este año, gracias al virus, la situación es completamente diferente y favorable. "Desde fines de noviembre no he parado de trabajar. Termino una obra y arranco otra. Realmente es una bendición tener tanto trabajo. Y se lo debemos al temor que generó el coronavirus y que hizo que la gente prefiera hacer algún arreglito en su casa antes que viajar", dijo el hombre.

Por su parte, Elio Poblete, albañil y plomero, dijo que el terremoto también generó trabajo en la construcción igual que el Covid-19. "Por el virus, la gente no se fue de vacaciones y eligió arreglar la casa o instalar una pileta. Y, el terremoto afectó las cañerías viejas de muchas viviendas en la ciudad. Ambas situaciones generaron más trabajo y contratación de mano de obra", sostuvo.

Poblete agregó que actualmente trabaja tiempo completo. Por la mañana hace trabajos de plomería, mientras que por las tardes se dedica a la construcción, tarea para la cual tuvo que contratar ayuda. "Para poder cumplir con las obras en tiempo y forma tuve que contratar a dos ayudantes, y de esta manera también contribuyo con la generación de trabajo", sostuvo.

Otro aspecto positivo de esta nueva tendencia, fue que al haber más obras también se generó una mayor actividad comercial, con un incremento en las ventas de materiales para la construcción. Los comerciantes coincidieron que el crecimiento es leve, pero atípico para esta época en la que normalmente se produce un parate porque la gente decide trasladarse de un lugar a otro a pasar unos días alejados de las obligaciones y rutinas del resto del año.

El relax en casa y en familia

Cualquier sentimiento de nostalgia por los viajes de vacaciones que puede sentir Vanesa León desaparecen cuando observa las nuevas instalaciones del living-comedor que reúnen todas las condiciones necesarias para compartir buenos momentos con su marido, dos hijos, más familiares y amigos, sin moverse de su casa y a salvo del coronavirus.

Fernando Laciar, del Corralón Benavídez, dijo que nunca antes vio a tantos clientes instalando piletas en sus casas, construyendo quinchos y parrilleros o ampliando las instalaciones. "En vacaciones de verano es normal que disminuya la venta de materiales para la construcción, pero este año fue la excepción por la pandemia. La venta no cesó ningún día", dijo el comerciante.

Clientela permanente es lo que se vio a diario también en Ferretería Cabrera en busca de hierro y cemento. Allí las ventas también tuvieron un leve incremento desde fines de noviembre hasta ahora, según dijo Guillermo Cabrera, su propietario.

Sin descanso, pero con gusto.

María Palma trabajó sin descanso para ganarle a la crisis económica que generó la pandemia. Aun así prefirió privarse del descanso por temor al virus. No viajó a Cura Brochero junto a su marido y dos hijos como acostumbra, en su lugar invirtió en la ampliación de su casa y del negocio familiar para seguir apostando al trabajo.

Desabastecimiento y demoras

Pese a la gran demanda de mano de obra que generó el reemplazo de las vacaciones por las refacciones en las casas, la gente no sufrió demoras para conseguir albañiles, ya que había muchos desocupados debido a la pandemia. El principal contratiempo fue conseguir los materiales.

Celia Molina tuvo que recurrir a la colaboración de su padre para recorrer, cada uno por su lado, diferentes ferreterías en busca de todo lo necesario para la construcción del comedor. Muchas veces sin suerte. "Los áridos y el cemento no costó tanto conseguirlos, pero sí el hierro, el alambre y los clavos. En ningún lado tenían, pero no sé si realmente era desabastecimiento o especulación", dijo Horacio Molina, padre de Celia.

Por su parte, Guillermo Cabrera, propietario de Ferretería Cabrera, sostuvo que sí hubo faltante de los materiales mencionados y debido a la pandemia. "Las dos grandes empresas nacionales que proveen de hierro, alambre y clavos a todo el país redujeron su producción en un 50% para trabajar respetando el protocolo y con reducción de personal. Eso generó desabastecimiento y demoras. Otra razón fue que se cortó la línea de crédito que teníamos los comerciantes con estas industrias", sostuvo.

Cabrera dijo que actualmente hay que depositar el dinero de la compra previamente, cosa que antes era diferente. Y que es por este motivo que muchos comerciantes prefieren no stockearse y trabajar con la mercadería justa lo que puede implicar contratiempos para la clientela. "Muchos clientes querían dejar pago la compra de hierro por adelantado para asegurarse tenerlo cuando llegara el pedido, pero nosotros no trabajamos de esa manera. No podíamos realizar una venta sin tener la seguridad de poder entregar la compra a tiempo. Preferimos vender hasta agotar stock", agregó el comerciante. Esa misma política aplicaron en el Corralón Benavídez.

Los precios en San Juan

El valor de los materiales varía según el local comercial que los venda. Estos son algunos de los precios que ofrece el mercado sanjuanino, según un relevamiento de este diario entre jueves y viernes pasados, aunque los vendedores aclararon que pueden variar en horas. Hierro: varilla del 6, $500; varilla del 8, $780. Cemento: $560 la bolsa. Alambre: $250 el kilo. Ripio: $3.800 la camionada. Arena gruesa: $4.700 la camionada.