Miguel Montaño llegó al Museo de Bellas Artes minutos antes de las 13, la hora pautada para el encuentro. Lo acompañó su esposa y sus dos hijas. Por haber sido unos de los primeros en llegar, ellos tuvieron tiempo de recorrer las salas del Franklin Rawson y de posar junto a varias obras de arte ante la cámara familiar. Después, se dedicó a sacarle fotos al resto de las personas que se lo pedían.