Éxito. Ayer, más de 20 semiteros participaron del primer encuentro que se realizó en el Museo de la Historia Urbana.

Adriana Funes no escatimó en acciones para mostrar su orgullo de ser semitera. Por eso, al frente de su puesto colgó el póster de cuando fue elegida Reina de la Semita 2018. Es que considera que este trabajo está actualmente un poco "desprestigiado" y consideró muy positivo que se cree un espacio donde se lo valore. Lo mismo opinaron sus colegas que participaron ayer en un encuentro de semiteros con miras a formar el primer Club de la Semita. Esta iniciativa pertenece a las autoridades del Museo de la Historia Urbana (MUH), en Capital, que busca mantener viva la tradición de la elaboración casera y artesanal de este producto típico de San Juan.

A las 6 de ayer, Nicasio Ávila salió del pueblo de Bermejo, en Caucete, rumbo a San Juan con un bolso cargado de 100 semitas humeantes. Fue el stock que preparó para participar del encuentro al que llegó con mucho entusiasmo. "Es muy importante este tipo de actividad porque nos podemos dar a conocer y mostrar que hacer semitas caseras es un trabajo muy noble y sacrificado que se hace con el corazón. Yo lo hago desde hace 9 años. Empecé haciendo 60 semitas los fines de semana, ahora hago 120 todos los días", dijo Ávila.

Atraída por el aroma inconfundible de semitas calientes que emanaba del interior del museo, la gente ingresó a la sala donde estaban los semiteros. Y más que preguntarles sobre la receta, el público se interesó en conocer sus historias de vida.

Natacha Oro contó que tiene 49 años y que hace 20 que elabora y vende semitas. Y que con este trabajo pudo comprarse electrodomésticos. Dijo que se inició en el rubro luego de que su esposo se quedara sin trabajo. Hoy lo sigue haciendo, pero por una cuestión de honor. "Muchas veces nos miran despectivamente a las personas que hacemos semitas caseras, pero yo me siento orgullosa de poder hacer este trabajo aunque sólo duerma 2 horas por día. Para mí no hay mejor recompensa que ver la cara de satisfacción de la gente cuando prueba mis semitas", dijo la mujer.

Más de 20 semiteros participaron de este primer encuentro en el MHU y con expectativas superadas. Tuvieron una buena jornada de venta, pero sobre todo se sintieron muy conformes con el respeto con el que los trató la gente. La frutilla del postre fue que muchas personas, además de comprarles semitas, se llevaron sus contactos para comprarles por encargo.

El objetivo del club
Natalia Segurado, al frente del Museo de la Historia Urbana, de Capital, dijo que el objetivo del Club de la Semita es realizar actividades como talleres y charlas que mantengan viva esta tradición.

  • Una tradición reversionada

En el 2020, Ayelén Araya comenzó a elaborar una variante de semitas caseras:
aptas para veganos. Tienen chicharrones, pero de soja.

  • Toda una vida haciendo semitas

Nélida Pizarro tiene 72 años y elabora 150 semitas por día. Las hornea a la
mañana, siesta y tarde para que la gente las coma recién sacadas del horno.

  • Tras los pasos de su joven hijo

Hace un mes que Enrique Balbruno hace semitas caseras. Sigue la recetas y
enseñanzas de su hijo, de 18 años, que se inició en el rubro hace 2 años.

  • Un legado de generaciones

En pandemia, Ivana Gil perdió su trabajo de empleada doméstica y comenzó
a elaborar semitas para subsistir. Ahora sus hijos continuaron con el legado.