Yendo del departamento al supermercado sería la variante a la canción de Charly García que describe el presente de Martín Andreoni, sanjuanino que reside en la localidad brasileña de Campinas, quien cumple todavía un estricto confinamiento desde marzo y compartió su experiencia de convivir en tiempos de pandemia en uno de los países más afectados en la actualidad: “Hace ciento veinte días que trabajo en mi casa y mi única salida es al supermercado. En Campinas el aislamiento no es obligatorio y la gente no respeta el distanciamiento”.

Campinas es una ciudad que supera el millón de habitantes y se ubica en el estado de Sao Paulo, el más afectado en todo el país que, a nivel mundial, se ubica en el segundo puesto en cantidad de casos y de muertes. Prácticamente 1 de cada 4 muertes ocurridos en Brasil por coronavirus sucedió en el estado de Sao Paulo.

Contratado por una empresa de comunicaciones para trabajar en seguridad informática, Andreoni afirmó que en la ciudad “el aislamiento no es obligatorio. Lo que veo desde el balcón es un flujo muy alto de personas circulando. Según los noticieros el cuarenta por ciento de las personas en la ciudad hacen la cuarentena. Se ve mucho movimiento”.

Otros tiempos I. Antes de la pandemia, Martín fue conociendo las bellezas naturales que rodean a Campinas.

El sanjuanino dijo que no se sorprendió cuando un par de semanas atrás se enteró que colapsó la red hospitalaria y se derivan contagiados a la capital del estado. “Se nota que la gente no está apegada a las normas, no se respeta el distanciamiento. Cuando voy al súper, limpian los carritos y te dan alcohol en gel, pero no te toman la temperatura. Y adentro, ves la gente agolpándose en una oferta”, describió.

Agregó que salvo la salida al super, todo lo que se necesita se compra por internet y se usa el servicio de delivery, ya que cuando hubo una apertura de actividades en el estado, se triplicó rápidamente la cantidad de casos y decidieron dar marcha atrás:  “La empresa en la que trabajo estuvo entre las que desde el principio tomó la decisión de trabajar desde casa. Solamente tuve tiempo para traer la computadora que utilizaba en la oficina. Y hay algunas que ya anunciaron que mantendrán seguro este método hasta fin de año”.

El ingeniero también señaló que ve a la opinión pública muy dividida: “Fue común ver caravanas de autos para manifestarse en favor de lo que decía el presidente Bolsonaro y también de cacerolazos de quienes promulgaban el aislamiento”. Ni el contagio del propio Bolsonaro unificó criterios.

Otros tiempos II. Andreoni aceptó la propuesta laboral y se mudó a la ciudad ubicada a un centenar de kilómetros al norte de Sao Paulo y rodeada de una fronodsa vegetación. 

Fuera del tiempo laboral, Martín junto a su esposa (que inició un emprendimiento) obviamente no tienen mucho por hacer: “Hay más tiempo para ver películas y jugar video juegos, aunque es un poco aburrido el día a día”. Así, surge la comparación con San Juan, ciudad que tenían previsto visitar en Semana Santa, para compartir unos días con familiares y amigos. “Al ver lo que pasa en San Juan, dan muchas ganas de estar allá. El auxilio y el cariño de familia y amigos es más importante que todo el resto. Las medidas también se ven como más efectivas y acá la sensación  es que falta organización. Pero no se puede viajar ahora y seguiremos así hasta que se supere la situación”, concluyó.