Problema 1: en los departamentos alejados no hay terapias intensivas. Problema 2: los sistemas prehospitalarios de emergencia privados no viajan fuera del Gran San Juan. Problema 3: la red de traslados terrestres no tiene intensivistas en ambulancias y el viaje puede durar dos horas de ida y lo mismo de vuelta. Ante ese escenario y en contexto de pandemia, San Juan diseñó un plan de aeroevacuaciones médicas para pacientes críticos de covid que no tiene ninguna otra provincia en el país. La clave fue montar literalmente una terapia intensiva en el imponente Bell 429, el helicóptero de la provincia que puede volar a más de 5.000 metros de altura, con un intensivista certificado en aeroevacuaciones y el increíble invento sanjuanino: una cápsula de bioseguridad para personas con coronavirus. Es una de las medidas más importantes para salvar la vida de personas que viven lejos de cualquier centro de alta complejidad y que están perdiendo la batalla contra el covid-19, en momentos donde cada minuto ganado implica un paso más lejos de la muerte.


Desde noviembre, la provincia lleva realizadas unas 15 aeroevacuaciones con pacientes críticos de covid, con un tiempo efectivo de traslado de no más de 45 minutos. Para entender cómo funciona el sistema y cuáles son las circunstancias que activan el protocolo de traslado en helicóptero es necesario visualizar una división provincial estratégica. Por geografía y densidad demográfica, el plan de contingencia refiere que la provincia fue dividida en tres cinturones. El primero abarca hasta 15 kilómetros a la redonda de la plaza 25 de Mayo, en el que precisamente están los centros de alta complejidad (del sector público y privado); el segundo cinturón está por fuera de esos 15 kilómetros y allí hay hospitales de segundo nivel sin terapia intensiva; y el tercer anillo lo conforman Iglesia, Valle Fértil, Jáchal, Calingasta y Sarmiento, que tampoco tienen áreas críticas. La particularidad en estos últimos dos cinturones es que el único proveedor de servicios de salud con internación es el Ministerio de Salud Pública. Toda esta red se maneja con un centro coordinador de pacientes que, bajo principios de accesibilidad, equidad e igualdad, categoriza y deriva pacientes según su criticidad.


Ahora bien, los sistemas de traslados hospitalarios de emergencia privados no salen del Gran San Juan y en paralelo los departamentos alejados no cuentan con profesionales para el tratamiento de pacientes críticos (excepto Jáchal), por lo tanto, ante la necesidad de un servicio de alta complejidad al instante necesitan de una evacuación inmediata. Y ahí aparece el helicóptero y su terapia intensiva para pacientes covid.


"San Juan es la única provincia que tiene este sistema. Cuando se activa el protocolo, el helicóptero, que es uno de los más avanzados tecnológicamente para la realización de evacuaciones aeromédicas y adaptado a la pandemia, despega con un médico y/o enfermero intensivista, ya sea de adultos, neonatal o pediátrico. Una vez que llega al lugar, aborda al paciente, lo prepara, es decir, lo intuba, le coloca el respirador artificial y le aplica las drogas correspondientes, luego lo ubica en la cápsula de bioseguridad y entonces la aeronave hace el traslado hasta el helipuerto del hospital Rawson. Básicamente, ese paciente pasa de una terapia intensiva en el aire a una terapia intensiva de piso en el hospital", explicó Matías Espejo, subsecretario de Medicina Preventiva. 


Si bien todo el procedimiento, desde que se activa el protocolo, puede demorar unas dos horas, el traslado efectivo de los pacientes no dura más de 45 minutos, con la ventaja que las personas en estado gravísimo vienen bajo cuidados críticos desde el mismo momento en que son subidos al Bell 429. Se trata un salto de calidad enorme en la asistencia. Precisamente, la diferencia con un traslado en ambulancia de alta complejidad es que en el helicóptero va un médico intensivista y que el flujo de oxígeno necesario para un paciente grave de covid es muy difícil de mantener por más de dos horas, que es el tiempo aproximado que demandaría un viaje por ruta, independientemente del riesgo de una avería mecánica.


Con más de 65.000 casos de covid a lo largo de toda la pandemia y centenas de pacientes críticos internados, el procedimiento para una aeroevacuación médica es específico. "Para casos de un paciente covid con criterio de gravedad y traslado aéreo, el protocolo establece que debe tener menos de 92% de saturación de oxígeno, alteración de conciencia, inestabilidad hemodinámica, alto requerimiento de oxígeno, es decir, más de 15 litros con máscara con reservorio, y neumonía covid. Son pacientes que al llegar a ese estado tienen un severo y rapidísimo deterioro de salud por lo tanto corremos contra el tiempo", explicó Espejo.


Entonces ahí aparecen en escena los profesionales de la salud y los pilotos. Se trata de un equipo de cuatro médicos y cinco enfermeros intensivistas (habilitados y especializados en evacuaciones médicas aéreas) y tres pilotos. Son los ángeles del aire que tiene San Juan para salvar la vida de aquellos que afrontan sus momentos más severos frente a la crueldad del covid.

La cápsula, factor clave

Un aspecto clave para realizar aeroevacuaciones covid es la cápsula de bioseguridad que inventó un grupo de profesionales sanjuaninos, un desarrollo que traspasó fronteras y hasta fue reconocido por el Ministerio de Ciencia de la Nación. Esta cápsula de bioseguridad se utiliza para transporte interno de pacientes con covid-19 (o sospecha) y tiene acceso lateral y presión negativa, lo cual impide que cualquier microorganismo que se encuentre dentro del habitáculo salga al exterior (ver infografía). La desarrollaron técnicos y bioingenieros del Servicio de Ingeniería Clínica del hospital Rawson y además de usarla en vuelos sanitarios también fabricaron otras para ser utilizadas en diferentes centros de salud.

El médico del aire


Matías Espejo tiene 43 años y desde hace 14 que realiza traslados y asistencias médicas tanto en helicóptero como en avión. Ya perdió la noción de cuántas horas de vuelo tiene. Es el hombre detrás del plan de aeroevacuaciones y pieza fundamental al momento de diseñar el plan macro del manejo de pandemia en San Juan.


Egresado de la Universidad de La Rioja, se especializó como intensivista y es considerado uno de los mejores profesionales de la provincia. Pese a su rol como subsecretario de Medicina Preventiva nunca dejó la trinchera en la lucha contra el covid y sigue haciendo extenuantes guardias en la terapia intensiva del CEMEC. 


Tiene historias de vida y muerte en sus asistencias aéreas, pero en pandemia se queda con la recuperación de un calingastino. "Lo aeroevacuamos desde Barreal y al llegar al Rawson lo llevamos al CEMEC. Su estado era gravísimo y estuvo mucho tiempo internado con intubación y un proceso que incluyó paro cardiorrespiratario y diálisis. Lo cuidé en cada guardia. Y lo mejor, la semana pasada le di el alta y volvió a su Barreal querido, a empezar de nuevo", dijo.