En noviembre pasado, Ana Victoria Ossa, la Virreina de la Fiesta Nacional del Sol 2010, habló y mostró una situación que, luego se supo, era común en algunas de sus antecesoras. Ella hizo público su descontento porque las autoridades del Gobierno no la tenían en cuenta para las promociones fuera de San Juan. Y, a poco de dejar su función, Ana se va con la misma sensación. "Me hubiese gustado conocer otros lugares como virreina. Lamentablemente me quedé con ganas de salir, de viajar y representar a la provincia. Aunque busqué modificar la situación, no cambió absolutamente nada desde que hice público por DIARIO DE CUYO lo que me pasaba", dijo la calingastina. Sin embargo, se quedó con el cariño que siente de la gente y confesó que pese a todo, no se siente preparada para despedirse de su corona, la capa y el bastón.

"En todo el año no viajé a ningún lado y me invitaron a pocos eventos. Pero en las ocasiones que lo hicieron, lo disfruté muchísimo, como en la Cabalgata de la Fe, la Fiesta de la Minería y la Fiesta de la Uva y el Vino", confesó Ana.

Y, para ratificar sus sensaciones, contó que lo mejor de su virreinato durante todo un año fue justamente la noche de la elección, el 27 de febrero del 2010 en el autódromo. "Eso fue lo más lindo que viví. Esa noche fue especial, con los gritos de la gente, el corazón que me latía fuerte cada vez que los locutores decían Calingasta en la votación. No me lo olvido más y me gustaría que las candidatas actuales trataran de disfrutar cada momento de la capacitación y de la fiesta, porque no se vuelven a repetir", dijo.

La mejor cara

En contraposición a lo que le sucedió en Capital, Ana en Calingasta sí tuvo mucho trabajo como virreina. "No me puedo quejar de mi pueblo y me siento orgullosa de ser calingastina. Ellos sí me hicieron sentir importante y participé de cuanto acto me invitaron", apuntó. Y es por ese amor al terruño, que contó que hoy su objetivo pasa por recibirse de kinesióloga y ejercer en Calingasta.

A su vez, pese a su baja exposición, Ana dijo que se sintió reconocida en la calle y sigue sin poder creer el cariño de la gente. "Me quedé sorprendida por lo que puede hacer una corona. El cariño de la gente me dejó una satisfacción enorme. Que te pidan fotos o que te saluden te hace sentir importante y querida a la vez", contó.

Ana, por otro lado, dijo que durante su virreinato no cambió nada de su vida. "Hice lo mismo de siempre. No dejé de hacer nada porque me lo dijeran, como andar a caballo, por ejemplo, a sabiendas de que podía exponerme a una caída. Tengo en claro que el día después que deje mi función, mi vida seguirá de la misma manera, con un lindo recuerdo de lo que fui. Pero esto no quiere decir que ya esté preparada para la última noche, ni mucho menos. La verdad, creo que cuando anuncien la nueva virreina me voy a emocionar mucho", cerró.