La técnica de “clearing” de recursos humanos está en auge en el mundo del desarrollo Software argentino. Las empresas intercambian entre sí profesionales de software para poder dar abasto a la demanda creciente de servicios informáticos.
El Polo IT nacional ha adoptado un mecanismo de intercambio de recursos humanos que busca compensar los picos de demanda que suelen enfrentar las empresas del sector.
Se utiliza cuando una empresa tiene mucho trabajo pero por un período limitado de tiempo, y contrata los recursos ociosos de otra empresa con el compromiso de no incorporarlos a su dotación posteriormente. “Una compensación basada en la confianza”, es como define la práctica la integrante de la comisión directiva del Polo IT de Buenos Aires, Carolina Bándoli.
“Recurrimos a este canje con frecuencia y por lo general no firmamos ningún tipo de contrato, pero siempre firmamos convenios de confidencialidad”, dice María Laura Palacios, CEO de Codes, dedicada al desarrollo de software con fuerte presencia en el área de telefonía.
Ventajas para todo el sector
El mecanismo genera beneficio para ambas empresas. Por un lado, se utiliza el recurso ocioso de una empresa y por otro lado, permite que una compañía que tiene un pedido de trabajo al que no puede responder por falta de gente, no lo pierda. En esta suerte de trueque humano temporal, las empresas “arreglan” los costos del recurso utilizado y comparten las ganancias, que surgen de la facturación del trabajo. Como resultado, el sistema no sólo permite a los empresarios trabajar en forma asociativa para dar más servicios a los clientes sin aumentar los valores hora, sino que también asegura la continuidad de trabajo a los empleados, más allá de los vaivenes de proyectos en una empresa en particular.
Los programadores más pedidos
En el top ten de los informáticos que más circulan por las empresas programando sin cesar, los de Java y .Net se hallan en la punta. En Buenos Aires, se les paga $60 la hora, lo que le permite al programador viajero facturar hasta $10600 en un mes.

