En el siglo III, el emperador Claudio II prohibió los matrimonios en el imperio romano pues según él, los hombres solteros eran mejores soldados. Valentín, un obispo de la época, continuó realizando matrimonios a numerosas parejas desobedeciendo las órdenes del emperador. Por ello fue enviado a prisión, sin embargo la parejas casadas por él no lo olvidaron comenzaron a enviarle cartas de agradecimiento y apoyo. Finalmente, el obispo fue condenado a muerte y decapitado un catorce de febrero. En el año 496, el Papa Gelasio lo canonizó y fue nombrado patrono de los enamorados. Los sanjuaninos celebraron su día con cenas y agasajos en distintos lugares de nuestra ciudad y alrededores.