Ícono. Stajanov fue un héroe en su país y la economía estalinista lo convirtió en su símbolo. 

Alexéi Gregórievich Stajánov quien, en 1927, a sus 21 años, fue a trabajar a una mina de carbón en Donbass, una región carbonífera en la Ucrania soviética, jamás imaginó que iba a convertirse en el generador de un movimiento obrero. Alexander fue un hombre con poca instrucción, sólo había alcanzado estudios de primaria y quería imponer un récord en la extracción de este mineral. Lo que jamás esperó Alexéi es que esto lo convertiría en el eje de un movimiento laboral al que se conoció como  “estajanovismo”, un movimiento obrero que propugnaba el aumento de la productividad laboral, basada en la propia iniciativa de los trabajadores a cambio de mejoras salariales. Hoy en día incluso se sigue utilizando el término “estajanovista” para designar a una persona que, por voluntad propia, tiene una gran conciencia de su trabajo, gran sentido de la responsabilidad laboral y que es capaz de realizarlo en las mejores condiciones, incluso sin el control de un jefe.


El contexto histórico era el siguiente: la joven Unión Soviética, después de años en guerra, primero con la Primera Guerra Mundial y luego con la guerra civil que se desató con el advenimiento de un gobierno bolchevique, estaba fuertemente debilitada y Stalin, el hombre que se había hecho con el poder después de la muerte de Lenin, quería industrializar el país a pasos agigantados, al precio que fuera. Mediante un severo control de los trabajadores, quería que se aumentara la productividad llegando a medidas tan drásticas como la pena de muerte en caso de robo de propiedad pública, entre otras medidas. En cuanto a la mina de carbón, el trabajo en la mina era realmente difícil, el minero tenía que trabajar acostado o de lado para introducirse en los pequeños túneles que el propio minero realizaba y, con un pico, sacar el mineral de las entrañas de la tierra. Mientras tanto, tenía que apuntalar con troncos las paredes del túnel que se abría el minero en su trabajo para después sacar el mineral a la superficie. 


Un buen día, Alexéi pensó que si alguien se dedicaba solo a sacar el mineral y otros colegas le ayudaban en la tarea de apuntalamiento y de transporte, la productividad podía aumentar. Es así que en la noche del 30 al 31 de agosto de 1935, en solo 5 horas y 45 minutos, “él solo” logró sacar 102 toneladas de carbón, lo que representaba 14 veces la norma establecida para una persona en 8 horas de trabajo. Más adelante, Alexander pulverizó su propia meta con la extracción de 240 toneladas de carbón.


La clave de esta hazaña fue la siguiente: El taladro. Hasta el momento los mineros utilizaban pico, pero en su lugar Stajánov quería usar un taladro de minas, el cual era una novedad y requería de un entrenamiento especializado. Los taladros eran extremadamente pesados, más de 15 kilos. "Asistió a un curso y aprendió cómo usar el taladro", contó Violeta Stajánov, su hija, en una nota a la BBC de Londres. "No tenía mayor educación que la escuela primaria, pero cuando se trataba de su trabajo, tenía determinación", dijo la mujer. 


Lo cierto es que detrás del trabajo de Stajanov había un grupo de colegas que trabajaban para él, por lo que las toneladas extras extraídas en tan pocas horas no se las podían imputar a un solo hombre. Como consecuencia de este movimiento se crearon escuelas y congresos de estajanovistas, para que todos los grandes obreros de la Unión Soviética vinieran a exponer sus experiencias y recomendaciones para aumentar la productividad a la gloria del partido comunista. Stalin impulsó luego al joven Alexéi, quien no tenía la suficiente preparación para este tipo de roles, a ocupar cargos públicos de la Industria Carbonífera en Moscú y también cargos directivos en las minas del Donbass.


Alexéi nunca se acostumbró a esa vida. En 1957, cuatro años después de la muerte de Stalin, el nuevo líder soviético, Nikita Khrushchev, no vio necesidad de mantener a Stajanov en Moscú, y lo envió de vuelta a Donbass, lugar donde murió de un infarto cerebral a los 77 años.