Desarrollo sostenible es un concepto nacido a finales del siglo XX como alternativa al concepto de desarrollo habitual. Impulsa la reconciliación entre el crecimiento económico, los recursos naturales y la sociedad. En un desarrollo rural sostenible la "agroecología" y las que se conocen como "granjas biodinámicas" son las respuestas a las demandas actuales de equilibrio ambiental, social y económico, promoviendo la seguridad alimentaria en el cuidado de la biodiversidad, evitando comprometer la posibilidad de vida en el planeta, y mejorando la calidad de vida de la especie humana en todos sus aspectos. 


La agroindustria, llevada adelante con responsabilidad social, y como se propone, con objetivos de triple impacto (propuesta basada totalmente en el desarrollo sostenible), puede suministrarnos comida nutritiva para todos y generar ingresos decentes, mientras se apoya el desarrollo rural y la protección del medio ambiente. 


Debido al modo de trabajo instalado hace décadas, como lo son el monocultivo y el uso indiscriminado de agroquímicos, nuestros suelos, agua, océanos, bosques y nuestra biodiversidad han sido rápidamente degradados, colaborando a lo que conocemos como cambio climático, y éste a su vez, va poniendo mayor presión sobre los recursos de los que dependemos, aumentando los riesgos asociados a desastres tales como sequías e inundaciones (entre otros). 


El empobrecimiento del campo a partir de algunos avances tecnológicos que resultaron deshumanizantes de la labor rural, promovió la emigración de la población a las ciudades en busca de oportunidades, provocando a su vez un desequilibrio demográfico, que acompañado de malas planificaciones en el ordenamiento territorial desembocan en ciudades con falta de recursos para el desarrollo humano equilibrado. 

Este cambio debe empezar por nosotros, opina el experto.

En este escenario social - económico - ambiental se plantean nuevos paradigmas de desarrollo que encuentran sus respuestas en una agroindustria que devuelve el diálogo y acciones fluidas entre el campo y la ciudad, convirtiendo a las poblaciones en sociedades autosustentables y sostenibles. No solo hay que pensar en grandes industrias sino en los pequeños y medianos productores que en forma cooperativa apuntalan la economía regional y local, brindando verdadera soberanía alimentaria con productos completamente sanos. La agroecología practicada en cada hogar es incluso un fortalecimiento social y cultural.


Objetivos principales

Entre los objetivos del desarrollo sostenible (17 objetivos) que plantea la ONU desde el año 2015 (año en que también el papa Francisco nos habla del cuidado de la casa común, "Laudato Sí"), se encuentran: Fin de la pobreza y hambre cero. Éstos parecen planteamientos utópicos para situaciones totalmente reales. Es necesario brindar soluciones reales a los problemas reales. 


Necesitamos una profunda reforma del sistema agrícola y la cultura alimentaria si queremos nutrir a casi mil millones de personas que padecen hambre en el mundo y los dos mil millones adicionales de personas que se creen lo padecerán en el año 2050. Estos datos que parecen para muchos algo lejano y casi irreal lo podemos ver reflejados en nuestros barrios, o en nuestro vecindario e incluso muchos de nosotros hemos vivido situaciones de vulnerabilidad. Es por eso que el cambio que necesitamos a nivel mundial para el cuidado del planeta y satisfacer las necesidades humanas debe comenzar en nosotros mismos en nuestro ambiente circundante. Observamos grandes problemas o conflictos ambientales a nivel mundial que solo se pueden solucionar en acciones desde lo local y regional.


El sector alimentario y el sector agrícola basados en acciones concretas de sostenibilidad, son los que pueden aportar y ofrecer soluciones claves para el desarrollo y son vitales para la eliminación del hambre y la pobreza.