Ser padres, o tener a cargo un menor, implica más dudas que certezas. Todos los días se pone a prueba la paciencia y capacidad de resolver problemas o sortear situaciones. Cuando el más pequeño de la casa comienza a tener dudas, por lo general siempre pregunta, y es nuestra responsabilidad como adultos responder de la forma más clara, sencilla y completa posible.  

Hay quienes hasta el día de hoy sienten vergüenza o pudor al hablar de sexo, y mucho más si lo tienen que hacer con sus hijos, pero saber cómo encarar ese tema es de suma importancia para la construcción de los infantes. “Para hablar con niños y niñas sobre sexualidad, lo principal es revisar cómo viven su propia sexualidad padres, madres, tutores e incluso familiares, para evitar la incomodidad ante las preguntas”, destaca la psicóloga y sexóloga Alexandra Amorós.

Un niño, niña y mucho más un adolescente, siempre va a tener curiosidad sobre la sexualidad. Si no siente la confianza suficiente para hablarlo con los adultos con quienes convive, lo hará por otras vías, como la pornografía, lo que encuentre en internet o lo que hable con sus amigos, personas de su misma edad tan o más inexpertos que ellos, por lo que la conversación y la confianza es fundamental.

¿Cómo hablar sobre sexo y sexualidad?

“Algo fundamental es informarse como adulto sobre sexualidad, desde una perspectiva científica y laica, yendo más allá de lo genital, el coito o la reproducción”, afirma Amorós, quien además detalla que es válido decir “no sé” ante alguna pregunta, pero siempre aclarando que se investigará al respecto, sin dejar de tratar el tema.

Como adultos responsables se debe estar abiertos y disponibles a tratar el tema con un dialogo amigable y natural, sin mentiras ni exageraciones, llamando las cosas por su nombre. La sexualidad no debería ser tratada como tabú. “Hay que tener en cuenta que el niño cuando pregunta, ya tiene una pre idea armada, y como adultos nuestro rol es acompañar la curiosidad hasta donde el niño pregunte, sin avanzar más allá”, detalla Alexandra.  

La confianza es un ingrediente básico y necesario en la educación sexual, por eso es importante que los adultos respondan las preguntas relacionadas con el sexo, sin necesidad de profundizar en el tema, salvo que el menor así lo demande.

¿Por qué hay que hablar sobre esto con los menores?

Una razón más que válida de por qué hay que hablar de sexo con los niños y niñas es porque de esa manera, como adultos responsables, les ofrecemos herramientas para que puedan enfrentarse a situaciones vitales que deberán vivir tarde o temprano, saber qué es lo correcto y poder manifestar de manera abierta cuando algo no les gusta o les hace sentir incómodos.

Es importante tener en cuenta que la educación sexual, tanto en casa como en las escuelas, no aumentará de ningún modo la actividad sexual ni los comportamientos sexuales de riesgo, sino que, por el contrario, se pueden prevenir muchas enfermedades de transmisión sexual o embarazos no deseados en adolescente, por ejemplo. “Hablando de sexo en casa se pueden prevenir abusos, situaciones de violencia y se ayuda a construir una sociedad mejor, ya que se enseña a respetar el cuerpo del otro en base a la inteligencia emocional”, resalta Amorós.

¿Cómo responder ante la curiosidad?

Preguntas tales como ¿de dónde vienen los bebés?, ¿por qué mamá tiene un bebé en la panza?, ¿por qué mamá y papá duermen juntos en la misma cama?, entre otras son esperables que lleguen en algún momento durante la etapa de crecimiento del infante.

Enfrentarse a este tipo de cuestionarios puede ser complejo, ya que, si se trata de una manera muy liviana, con relatos cargados de fantasías o con humor, se puede perder la confianza del menor o hacerlo sentir incómodo.

Si como adultos responsables hay dudas sobre cómo encarar este tipo de temas, es bueno saber que hay una vasta bibliografía al respecto. Contar con un libro con ilustraciones puede ayudar en la explicación, sobre todo en menores de 3 a 5 años.

Aspectos a tener en cuenta

*Cada cosa por su nombre: Evitemos colocar apodos o inventar nombres cuando se hable de sexualidad con niños. Cada parte del cuerpo tiene su nombre, por lo que llamarlo como tal no debería ser tan complejo. Eso dependerá de la seriedad y responsabilidad con la que se trate el tema.

*No hay edad para hablar de sexo: La Lic. Amorós afirma que educar sobre sexualidad no implica tener “la charla” en la etapa de pubertad, sino que es todo un proceso que debe realizarse desde que la persona nace. Situaciones como el baño o alguna escena en la tele pueden servir como detonantes para charlar con los más pequeños sobre este tema.

*Hablar de privacidad: Es indispensable que una de las primeras charlas que se tenga sobre sexo con un niño y niña sea sobre su privacidad. Indicar a los menores que los órganos sexuales son partes del cuerpo privadas, que nadie debe tocarlas ni ellos invadir la de otras personas es fundamental.

*Ser claros en la diferencia de sexo y elección sexual: Dentro de la inocencia de los menores, preguntar por qué dos chicas o dos chicos van de la mano o se besan es común, y lo que se responda en ese momento es crucial. Es importante explicar que cada persona tiene derecho de estar con quien le gusta, sin que eso represente un insulto o un error, además de respetar las preferencias de los demás.

Acompañar el crecimiento de un infante sin duda es una experiencia inigualable. Como ellos sean el día de mañana depende mucho de cómo fue su educación, a cargo de los adultos que lo rodean. Hablar sobre sexo, sexualidad, orientación sexual entre otros temas deben tener la misma importancia que otras temáticas tratadas en familia. “Los niños siempre tienen curiosidad, uno habla permanente de educación sexual sin darse cuenta. El desafío como adulto responsable es ir corrigiendo ciertas cosas y ayudarlos en sus dudas”, finaliza la Lic. Alexandra Amorós.

Colaboración:
Alexandra Amorós. Psicóloga especialista en sexología. M.N 1137
Instagram: @sexologa.amoros